“Cuando íbamos a ensayar, componer o improvisar algo, decíamos: ‘Vamos a funkchulear’, convirtiendo la palabra funk en un verbo”, recordó Juanda Navarro, baterista. Ese término, mezcla de humor interno y complicidad creativa, se transformó en el ADN de la banda.
Aunque el proyecto tomó forma oficial el 1 de febrero de 2019 con la salida de su primer single, Hotel Boston, la historia comenzó dos años antes. Entre 2017 y 2018, los integrantes empezaron a componer y producir material sin saber aún hacia dónde los llevaría esa exploración. Pero el resultado llegó en el momento justo: Hotel Boston no solo presentó al público un sonido fresco, sino que se convirtió en una puerta de entrada para una banda que quería ser escuchada.
“El principal desafío fue salir a tocar, defender nuestra música en vivo. Por suerte, gracias a Hotel Boston se nos abrieron las puertas, porque la canción pegó fuerte desde que salió. Eso nos facilitó un poco la tarea, pero el desafío siempre está en dar a conocer tu arte, tocar puertas y esperar que del otro lado se abran”, contó David Correa "Uru" bajista del grupo.
La realidad no fue sencilla. La banda aseguró que Paraguay sigue teniendo una industria musical pequeña, con limitaciones estructurales y culturales que dificultan el crecimiento de los artistas emergentes. Pero encontraron un punto de apoyo en la autenticidad. Y eso, sumado a su identidad creativa, los llevó a abrirse camino dentro de la escena.
Con el correr de los años, la banda fue consolidando una propuesta que combina groove, historias personales y un universo sonoro que se nutre de sus experiencias tanto dentro como fuera del escenario. Su primer compilado, FA, marcó un antes y un después.
“FA fue nuestro primer compilado de canciones y nos hizo muy felices poder tenerlo después de tanto. Representa nuestro inicio como banda y como idea”, afirmó Uru. Ese material funcionó como una carta de presentación, una síntesis del espíritu Funk’Chula: música en movimiento, historias capturadas entre ensayos, viajes y emociones.
Tiempo después llegó TF, un trabajo más maduro, más pulido y más introspectivo. “Con TF sentimos que pudimos madurar aún más esa idea o concepto. Nos llevó bastante tiempo terminarlo, pero esperamos que lo escuchen de principio a fin y sientan ese viaje sonoro. Que puedan sentir estas historias personales como lo hacemos nosotros”, agregó Uru.
En ese repertorio se destacan canciones que funcionan casi como pequeñas crónicas. Pablo Ritter, vocalista principal, explicó que varios temas nacen directamente de vivencias compartidas. “Hay muchas canciones que narran una secuencia casi literal. Loco x vos y Puerto Santa María hablan de cosas que nos pasaron. Me parece que todas las canciones hablan un poco de lo que nos pasa: giras, el día a día, lugares, recuerdos, amores. Eso es lo que nos inspira”.
El presente de Funk’Chula está marcado por un crecimiento sostenido, nuevas audiencias y un espacio cada vez más firme dentro de la escena nacional. Pero lo que realmente impulsa al grupo es la visión a largo plazo.
“De acá a unos años nos veo más jóvenes que nunca, con la misma sed y ganas que tenemos ahora: seguir viajando, sacar música nueva, con el mismo respeto de siempre, a donde sea que nos lleven nuestras canciones”, dijo Pablo.
Ese espíritu coincide con la lectura de Luigi Manzoni, guitarrista, quien observó un panorama alentador para la música paraguaya: “Personalmente, creo que cada vez más la escena musical está tomando fuerza y visibilidad. Confío en que se viene un año nuevo de muchas sorpresas”.
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