Ortiz impulsó proyectos que hoy son referencia, como el Teatro Mbyky (que el en el 2026 cumple 10 años) y los Premios Edda de Los Ríos. Con un pie en la escena y otro en la producción, aprendió en Buenos Aires el valor de la autogestión y trajo esas enseñanzas a Paraguay, con el desafío de instalar nuevas formas de entender el arte y de abrir puertas a generaciones emergentes.
“Me fui a Buenos Aires a hacer una especialización en Administración de Artes y Espectáculos. Era una unión, porque yo tengo la licenciatura en Administración de Empresa y esta especialización tenía que ver con espectáculos, con el teatro en específico. Me había anotado a un montón de talleres, estuve en la Escuela de Artes allá con Julio Molina pasé por muchas escuelas por distintos estilos de teatro y a la par, hacía las especializaciones y entonces me metí en el mundo lleno, al teatro independiente de Buenos Aires, hacía producción de obras de allá. En cinco años le conocí a muchísima gente, directoras, actores, escenógrafos, compositoras, pues casi todas las obras que yo hacía tenían música en vivo. Me enamoré de la producción, me concentré más en la producción”, relató Ortiz.
Aunque actuó en algunas obras, su verdadera vocación se consolidó detrás del escenario, gestionando, organizando y conectando talentos. En 2014 regresó al país con una maleta cargada de experiencias y la convicción de aplicar lo aprendido. Así, produjo y adaptó obras que había gestionado en Buenos Aires, invitó a dramaturgos a dar talleres en Paraguay y comenzó a tejer un entramado cultural que pronto dio frutos.
Uno de ellos fue Teatro Mbyky, creado en 2016 junto a Borja García Enríquez. Inspirados en la experiencia de Micro Teatro por Dinero en España, decidieron adaptar la idea a la realidad local. “No teníamos la infraestructura ni los recursos para replicar ese modelo. Entonces dijimos: hagamos nuestro propio micro teatro, con nuestras reglas y con textos creados acá”, recordó Pili.
Teatro Mbyky se convirtió en un laboratorio de innovación donde convivieron figuras consagradas como Silvio Rodas, Ana Ivanova y Omar Marecos, junto a nuevos talentos que debutaban en la escritura o dirección. Nombres como Mario González Marti, Fátima Fernández Mercado, Gerardo Báez encontraron allí un espacio para dar sus primeros pasos.
El proyecto creció con cada edición y atravesó incluso la pandemia, adaptándose a la virtualidad y a propuestas al aire libre con distanciamiento social. Hoy, Mbyky se prepara para celebrar su décimo aniversario en 2026, que según Ortiz esperan realizar una edición especial en el teatro El Granel.
Otro de los grandes hitos dentro de la carrera de Ortiz fue la creación de los Premios Edda, junto a colectivos como La Liga de Difusores, Smash, Mas Público, etc. Inspirada por la costumbre porteña de reconocer el trabajo escénico, impulsó la idea de contar con un galardón propio que valorara el esfuerzo de actores, directores y productores locales. “Yo decía: ¿por qué acá no tenemos premios? Y así hacemos la primera edición”, rememoró.
Hoy, los Edda cumplen ocho años y se consolidó como un reconocimiento esperado dentro del circuito teatral, contribuyendo a visibilizar obras y artistas que muchas veces trabajan en condiciones de autogestión
Si hay un concepto que atraviesa la trayectoria de Ortiz es el de autogestión. De Buenos Aires trajo la certeza de que “nadie te va a llamar para darte oportunidades, acá tenemos que generar espacios donde la gente se anime a crear, a arriesgarse y a probar cosas. Todas las cooperativas centrales allá son así, todo es autogestión, es así que vuelo a Paraguay, yo voy a tener que crear mis oportunidades, o no voy a hacer nada”, sostuvo.
Esa filosofía también se refleja en Piri porã, la productora que fundó junto a Ana Rodas, enfocada en propuestas para la infancia y la familia. Conciertos, cuentacuentos y títeres son parte de una oferta que busca entretener a los niños y conectar con el niño interior de los adultos. “Hay mucho talento musical en Paraguay, pero la mayoría de las propuestas están pensadas para el público adulto. Queremos abrir ese espacio para la infancia”, explicó.
Ortiz reconoce que en el ambiente artístico muchas veces hay resistencias, egos y dificultades para sostener proyectos en el tiempo. Aun así, su enfoque es: trabajo comunitario, formación continua y resiliencia.
Entre los desafíos que identifica están la necesidad de descentralizar la oferta cultural, llevando obras y talleres al interior del país, “Hay un montón de otras cosas que puede hacer y por qué no llevar las cosas al interior, ese es otro desafío que yo siempre tengo, inclusive llevar a nivel internacional, hacer un circuito dentro del país. Para mi por ejemplo fue un logró cuando artista de Yaguarón fueron parte de una de las ediciones de teatro mbyky, porque eso confirma que el intercambio es posible y necesario”, resaltó.
Para Ortiz, la clave está en crear comunidad. “El arte no es un hobby. Es un trabajo que debe generar ingresos, y para eso necesitamos profesionalizarlo, generar circuitos y darle valor”.
Con su experiencia como docente en talleres de producción, Pili Ortiz comparte tres pilares que considera fundamentales para quienes desean emprender en el arte. “Es importante bajar la idea al papel, lo primero es escribir tu proyecto, darle forma. No dejarlo solo en la cabeza. Hay que tener olfato para elegir con quién trabajar. No todos los colegas tienen tú mismo lenguaje, pero sí se puede apoyarlos desde otro lugar; no esperar las condiciones perfectas, sino dar pasos firmes según los tiempos de cada proyecto”.
Además, insiste en la importancia de formarse continuamente, consumir distintos tipos de arte y estar atentos a las tendencias globales para no quedar rezagados. Hoy, a casi una década del nacimiento de Mbyky, Ortiz sigue apostando por nuevas propuestas, combinando teatro, música y gestión cultural. Un ejemplo es el proyecto Piruva Música “Somos tres actores, o sea, Mona Iraldi, Jorge Di Paola y yo, empezamos a armar desde la música y, obviamente, hay representaciones de cuentos. Entonces, como que la idea es también llegar a los niños, a las familias desde otro lugar, no desde el lugar que estamos acostumbrados y explorar un poco ese lugar que todavía no está tan explorado”, mencionó Ortiz. Y en ese sentido, insiste con generar espacios y demostrar que el teatro paraguayo tiene la fuerza para crecer desde la autogestión hacia el mundo.
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