Según el Informe de Indicadores Financieros del Banco Central del Paraguay (BCP), los créditos al sector privado aumentaron 16,95% interanual, impulsados por los préstamos en moneda nacional (+16,32%) y extranjera (+18,29%). Este crecimiento revela una demanda sostenida de financiamiento tanto de empresas como de consumidores, en un contexto de dinamismo económico y control inflacionario.
Por su parte, los depósitos del sector privado también mostraron fortaleza, con un incremento del 12,17%, reflejando confianza en el sistema bancario. La mayor parte de los fondos se mantiene en moneda local, acompañando la estabilidad del guaraní frente al dólar.
Las tasas activas promedio en moneda nacional se situaron en 15,77%, mientras que las pasivas alcanzaron 6,53%, lo que deja un margen de intermediación estable del 9,24%, un dato clave que indica eficiencia operativa en bancos y financieras. En moneda extranjera, el margen se ubicó en 4,12%, con tasas activas en torno al 8,12% y pasivas del 4%.
A nivel de solidez, el sistema financiero mantiene indicadores saludables: la morosidad descendió a 2,47%, su menor nivel del último año, mientras que la rentabilidad sobre el patrimonio (ROE) aumentó a 22,22%. No obstante, la liquidez cayó a 28,8%, reflejando un mayor uso de recursos en créditos y operaciones bursátiles.
El mercado de valores también mostró dinamismo: entre enero y agosto se negociaron G. 38,6 billones, un alza interanual del 23,3%, impulsada por emisiones de renta fija y operaciones de reporto, lo que evidencia mayor profundidad del mercado de capitales local.
En materia de política monetaria, el Comité de Política Monetaria del BCP mantuvo la tasa de referencia en 6%, en línea con la estabilidad inflacionaria y el crecimiento moderado del PIB, estimado en torno al 4% para 2025.
En el contexto regional, los bancos centrales de Brasil, Chile y Colombia también optaron por mantener sus tasas, mientras que Perú y Uruguay aplicaron leves reducciones.
En síntesis, el sistema financiero paraguayo avanza con prudencia pero firmeza: más crédito, buena rentabilidad y estabilidad macroeconómica. Un escenario que, aunque exige vigilancia ante la menor liquidez, confirma la resiliencia de uno de los pilares más sólidos de la economía nacional.
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