Según un informe de la consultora Dende, este comportamiento no solo responde a la coyuntura local, sino a un movimiento global de debilitamiento del dólar frente a las principales monedas. Entre diciembre de 2024 y octubre de 2025, el dólar se depreció 12% frente al euro, 13% frente al real brasileño, 2% frente al yuan chino y 3% frente al peso chileno.
En nuestro país, el guaraní acompañó la tendencia y se apreció cerca del 10% en el mismo periodo, impulsado por factores internos que generaron abundante oferta de dólares. Entre ellos, un punto clave fue el salto de más de seis puntos porcentuales en las tasas en moneda local en julio, a raíz de una escasez de liquidez que llevó a muchas empresas a cambiar sus créditos de guaraníes a dólares, inyectando divisas al mercado y empujando el tipo de cambio hacia abajo.
A corto plazo, el “dólar barato” trae ventajas para importadores, consumidores y empresas con deudas en moneda extranjera. Los precios de bienes transables —como electrodomésticos, autos y productos importados— se moderan, ayudando a mantener la inflación dentro de la meta del Banco Central del Paraguay (3,5% anual).
Sin embargo, este escenario también tiene un costo para sectores que dependen de la competitividad cambiaria. La apreciación del guaraní encarece los costos relativos de exportar y resta rentabilidad a los productos paraguayos en el exterior.
El estudio de Dende advierte que el tipo de cambio real multilateral —que mide la competitividad frente a los principales socios comerciales— se apreció alrededor del 9%, ubicándose en niveles similares a los mínimos de los últimos 15 años. En términos simples, Paraguay hoy está más caro para vender al mundo.
“Un tipo de cambio bajo puede dar la sensación de estabilidad, pero también puede afectar el crecimiento de largo plazo si resta impulso a los sectores exportadores”, señala el análisis.
La gran pregunta del momento es cuánto durará este escenario. Los economistas consultados por Dende coinciden en que se trata de un fenómeno transitorio. A medida que se normalice la liquidez en el sistema financiero y la inflación se mantenga controlada, el tipo de cambio tenderá a corregirse hacia su valor de equilibrio, estimado en torno a los G. 7.800.
Esa corrección, sin embargo, no sería inmediata. “La mayor parte del ajuste se daría a lo largo de 2026, conforme se estabilicen los flujos de capital y el Banco Central reduzca sus intervenciones”, sostiene el informe.
Por ahora, el BCP mantiene su tasa de política monetaria en 6%, buscando un equilibrio entre contener la inflación y evitar un exceso de apreciación del guaraní que afecte al sector productivo.
El actual contexto ofrece oportunidades que las empresas pueden capitalizar, pero también exige prudencia. Para las compañías con créditos en dólares, el momento es ideal para adelantar pagos o refinanciar deudas aprovechando un tipo de cambio más favorable.
Por otro lado, los importadores podrían usar esta ventana para adquirir maquinaria o insumos a precios más bajos, anticipando posibles subas del dólar el próximo año. En cambio, los exportadores deben ser cautelosos y revisar sus estructuras de costos, ya que la apreciación del guaraní podría afectar sus márgenes.
En síntesis, el “dólar barato” puede ser un alivio temporal, pero no una nueva normalidad. Paraguay sigue expuesto a factores externos —como las tasas de la Reserva Federal o la evolución del real brasileño— y a variables domésticas que pueden revertir la tendencia.
En el corto plazo, el desafío será aprovechar la oportunidad sin perder de vista que la competitividad, como el dólar, también tiene ciclos.

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