El experto explicó que los primeros registros de la crianza de la especie en nuestro país datan de la década de 1950 y que, según registros del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa), en los últimos tres años se registró un aumento del 35% en su producción, lo que se traduce en una taza de crecimiento anual de 12%.
Según Ochipinti, el búfalo se caracteriza por ser un animal bastante noble y con una alta rusticidad, lo cual lo destaca entre otras variedades de ganado. “La adaptabilidad del búfalo es su caballito de batalla, la especie de por sí tiene una adaptación a los climas extremos”, resaltó.
En cuanto a la tasa de crecimiento de la especie, el ganadero mencionó que, si bien los números de la especie bufalina son reducidos en comparación con otras, aún mantiene un crecimiento estable. “Mientras otros ganados se encuentran con un decrecimiento importante, nosotros seguimos creciendo”, aseguró.
Mencionó que la principal limitante de su crecimiento a gran escala sería la escasa cantidad de vientres bufalinos y explicó que para revertir esto “debería haber un programa nacional donde el Gobierno apoye la cría del búfalo con créditos, que faciliten al productor para que pueda traer, por decir, 500 vientres de búfalas cada dos o tres años, con lo cual se podría aumentar el nivel de crecimiento”.
El vicepresidente señaló, además, que el aumento en la producción de ganado bufalino también contribuiría a paliar los incendios de pastizales que se dan cada año, puesto que el pasto seco y otros materiales, que sirven de combustible en estos incendios, forman parte de la dieta del búfalo, con lo cual el aumento en el número de cabezas de búfalo “podría no solo contribuir para aminorar el efecto de los incendios, sino que también a restablecer el ecosistema de esos lugares”, agregó.
“La producción de búfalos en esos lugares pantanosos, en sitios donde hay exceso de materia combustible, que sería en este caso el pasto seco, es interesante, porque el búfalo de por sí va a entrar en esos espacios y va a generar un espejo de agua generando una simbiosis entre el búfalo y otras especies de la zona”, sostuvo.
Por otro lado, entre las virtudes de la crianza de búfalo, el representante gremial mencionó que en comparación con la carne bovina, la carne de búfalo posee 40% menos de calorías, 50% menos de colesterol y 15% más de vitaminas y minerales y es prácticamente libre de las hormonas que otro tipo de animales requieren para reducir su carga parasitaria, mientras que el búfalo, gracias a su adaptabilidad, casi no necesita de esa sanitación, por lo que desde su gremio la califican como una carne light u orgánica.
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