“Estados Unidos le subió el arancel a Brasil a 76,4%, lo que prácticamente lo saca del mercado”, señaló Burt en diálogo con InfoNegocios. En contraste, Paraguay, que paga un 36,4% fuera de cupo, se vuelve una opción más competitiva, sobre todo en un momento en que el precio del ganado estadounidense está en niveles históricos.
Paraguay logró abrir el mercado de Estados Unidos hace menos de dos años, tras un largo proceso de auditorías y certificaciones sanitarias. Desde entonces, el crecimiento de las exportaciones ha sido paulatino, pero sostenido. “Siempre lleva un tiempo posicionarse en un nuevo mercado, pero el interés de los compradores estadounidenses va en aumento”, remarcó Burt.
El país comparte con Brasil la denominada cuota de terceros países, que permite exportar hasta 65.000 toneladas anuales de carne con arancel preferencial. Una vez agotado ese cupo, los embarques pagan el arancel pleno. Sin embargo, con Brasil ahora prácticamente fuera del juego, Paraguay podría aprovechar mejor esa cuota y enviar volúmenes crecientes bajo condiciones más favorables.
A diferencia de Paraguay y Brasil, Argentina y Uruguay cuentan con cuotas propias, independientes del sistema de terceros países. En el caso argentino, el cupo ronda las 20.000 toneladas, y cualquier ampliación futura —como la sugerida recientemente por el expresidente Donald Trump— beneficiaría a la industria del vecino país sin afectar directamente al flujo paraguayo.
“Argentina puede recibir una ventaja política si se amplía su cuota, pero eso no impacta en nuestras exportaciones porque no competimos en los mismos cortes. Paraguay exporta carne molida para hamburguesas, mientras que Argentina envía cortes premium”, explicó Burt.
De hecho, la carne paraguaya llega principalmente a la industria del food service estadounidense, que abastece cadenas de restaurantes y hamburgueserías. “Nuestro producto se destina a un segmento distinto. No competimos directamente con los cortes argentinos o uruguayos”, agregó.
Un escenario geopolítico que favorece a Paraguay
El gerente de la Cámara de la Carne subrayó que las decisiones de Washington, aunque no apuntan directamente a Paraguay, terminan repercutiendo positivamente en el país. “Todo lo que le hacen a Brasil para mal o a Argentina para bien nos afecta de alguna manera. Si Brasil queda afuera, nosotros nos volvemos una opción más atractiva”, sostuvo.
Además, recordó que el país ya recibió auditorías de técnicos estadounidenses para habilitar nuevos frigoríficos y fortalecer la confianza sanitaria del sistema cárnico nacional. “Esa auditoría era parte del proceso normal. Ellos habían visitado Paraguay hace unos 18 o 20 meses, y esta fue una revisión de rutina. Lo importante es que seguimos cumpliendo con todas las exigencias”, puntualizó.
A pesar del optimismo, Burt reconoció que el desafío sigue siendo lograr un acceso preferencial más amplio. “Nos gustaría tener una cuota propia, similar a la de Argentina o Uruguay. Hoy dependemos del cupo compartido con Brasil, y aunque ahora tengamos una ventana más abierta, no es suficiente para aprovechar todo nuestro potencial exportador”, afirmó.
En ese contexto, la industria cárnica paraguaya apuesta a consolidarse como un proveedor confiable y competitivo, capaz de responder a las necesidades de un mercado exigente como el estadounidense. “Paraguay quiere que su relación de aliado con Estados Unidos se traduzca en una ventaja comercial concreta. Somos un país pequeño, pero con una carne de calidad y una industria que cumple los más altos estándares internacionales”, concluyó Burt.

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