Este es un tiempo en el cual la economía de las pymes se ve muy golpeada. Los encargados de manejar la situación piden por favor no salir si no es necesario y desde el punto de vista del consumidor ayudar al emprendedor, a los negocios locales, al comercio de tu mismo barrio es lo más sensato actualmente. Generar esa solidaridad y trabajo en equipo es indispensable. La gran pregunta es: ¿se puede? ¿tenés a mano los servicios que necesitás?
Según la arquitecta, las respuestas que des a estas preguntan diagnostican tu calidad de vida y en momentos como este nos hacemos conscientes, ya que dependemos de terceros para acercarnos los ítems que necesitamos. “El modelo suburbano, que estuvo de moda en Estados Unidos en los años 50 y fue replicado alrededor del mundo, generaba barrios puramente residenciales porque se creía que el futuro crecimiento de la ciudad estaba basada en autopistas. Esta creencia estaba asociada al boom de la industria automotriz, que era la base del modelo económico de la época”, cuenta Paola.
“Hoy en día, este modelo fue descartado dando paso a la idea de una ciudad compacta; expandir la ciudad de forma horizontal no solo genera costos en infraestructura muy difíciles de mantener para las municipalidades, sino que impacta directamente en la calidad de vida de los ciudadanos y el medioambiente”, analizó. “Todos buscamos en la medida de lo posible, vivir cerca del trabajo o lugar de estudio para no perder horas de vida en el tráfico”, agregó.
Para Paola, máster en Architecture and Urban Design en la Universidad de Kent (Inglaterra), el concepto de calidad de vida tiene que ver con que uno pueda salir a la puerta de su casa y cubrir todas sus necesidades básicas caminando un máximo de 10 minutos o un radio de 1 km. “En esa distancia se debería tener acceso a transporte público, colegios, espacios de trabajo, supermercados, farmacias, centros de salud, parques y entretenimiento”, manifestó.
También mencionó que desde el diseño urbano lo que se busca es proponer esa combinación de usos en cada barrio, creando núcleos autónomos para que la calidad de vida mejore. Ella señaló que esto no se logra dejando todo en mano de las autoridades, ya que el sector privado es quien construye y va dando forma a la ciudad.
“Es importante que en la ciudad exista equilibrio, y esto se logra planteando estos conceptos desde la conceptualización misma del proyecto. Al sentarnos a analizar la factibilidad financiera de un proyecto, ya debemos pensar en qué tipo de edificio es, si es residencial, comercial, corporativo, cultural, educativo; y ese es el momento en que debemos mirar el entorno y preguntarnos: ¿qué falta en este barrio? ¿qué servicios de valor podemos acercar a la comunidad?”, explicó.
Finalmente, la arquitecta indicó que la ciudad que todos soñamos se puede lograr si los que participan en el sector, ya sea desarrolladores, inversores, constructores, arquitectos y urbanistas, asumen la responsabilidad y plantean proyectos de desarrollo inmobiliario que generen esos espacios y acerquen la dinámica del comercio y entretenimiento a los barrios residenciales. “Necesitamos proyectos que sean responsables de generar una mejor ciudad, una ciudad dinámica”, finalizó.
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