Serrati afirmó en conversación con InfoNegocios que su camino comenzó casi de forma fortuita. “Desde joven fui inquieto y emprendedor. Estudié Derecho en la Universidad Católica, tengo una maestría en derecho civil y empresarial, y siempre estuve vinculado al mundo jurídico. En el estudio familiar empecé a trabajar con una gran inmobiliaria y allí descubrí el potencial de este sector”. En 2016, con un terreno que había recibido como parte de honorarios y un capital modesto, se animó a dar el salto. Junto a su socio Kevin Bendlin, arquitecto, diseñaron su primer edificio, pequeño y experimental, que se vendió con éxito y encendió la chispa para fundar Civis en 2017.
Desde aquel debut, la empresa creció de manera ininterrumpida, porque lo que comenzó con un edificio de apenas 22 departamentos hoy se traduce en torres de hasta 36 pisos y proyectos de 150 a 200 unidades. Serrati observa que, a pesar de que en 2016 creían que el auge inmobiliario podía estar llegando a su límite, “el mercado recién está empezando a crecer como ocurrió en otras ciudades de la región”. Ese crecimiento no solo se refleja en la magnitud de los proyectos, sino también en la composición de la clientela: si al inicio el 70% de los compradores eran paraguayos, hoy cerca del 60% proviene del extranjero, con inversores de la región y de Europa.
El interés de extranjeros tiene una explicación que va más allá de la rentabilidad. Para Serrati, la clave está en la seguridad jurídica que ofrece Paraguay. “Nosotros siempre trabajamos con fideicomisos. Estos crean un patrimonio autónomo protegido del desarrollador, y todo el dinero que el cliente invierte va directo a esa obra. Si el constructor o el desarrollador falla, el fiduciario puede reemplazarlos y garantizar que la obra se termine”. A esto se suma la importancia de contar con contratos bien elaborados: “Es sorprendente ver inversiones de US$ 100.000 o US$ 300.000 amparadas en contratos de dos páginas. En un proyecto de dos o tres años pueden pasar muchas cosas; cada escenario debe estar previsto para evitar conflictos”.
José enfatiza que invertir en ladrillos no solo genera plusvalía, sino también opciones de rentabilidad. “En revalúo estamos viendo incrementos del 30% entre el inicio y la finalización de la obra. En alquileres fijos la rentabilidad ronda el 6,5% al 7,5% anual, más que lo que paga un depósito en dólares; y en rentas variables, como alquileres diarios, puede llegar al 11% o 12%”. El auge de plataformas como Airbnb también abrió nuevas oportunidades, impulsado por los grandes eventos deportivos y congresos que recibe el país.
El impacto económico de este boom inmobiliario trasciende a los inversores. Hoy Civis emplea de forma directa a unas 650 personas en obra y a 40 en sus oficinas, sin contar a quienes se benefician de manera indirecta: desde pequeños comercios cercanos hasta proveedores de materiales, en su mayoría de producción nacional. “Este desarrollo genera una cadena de ingresos y tributos: donde antes había un terreno con un solo impuesto inmobiliario, ahora hay 150 departamentos que pagan y eso vuelve en beneficio de la ciudad”, resalta Serrati.
En cuanto a las zonas de mayor potencial, el abogado destacó a Asunción — las zonas de Villa Morra e Ycua Sati por ejemplo—, además de Luque, Ciudad del Este y Encarnación, donde la firma ya planea expandirse. Para los jóvenes que sueñan con su primer departamento, Serrati recordó que comprar “en pozo” permite congelar el precio y acceder a plazos de financiación de hasta 72 meses con baja carga de interés, además de créditos a 30 años a través de la Agencia Financiera de Desarrollo.
Más allá de las cifras, enfatizó que la vida urbana en vertical es una tendencia irreversible. “Hoy la gente prefiere estar cerca de su trabajo, de sus amigos y de los servicios. Un terreno para una casa en Asunción es prácticamente impagable, mientras que un departamento resulta más viable y seguro, con menor costo de mantenimiento y guardia las 24 horas”, apuntó.
Sin duda, José Serrati representa a una nueva generación de empresarios que ven en el ladrillo no solo una inversión sólida, sino una forma de dejar huella en la ciudad. “Nunca tuve miedo a la inversión inmobiliaria. Es un negocio históricamente seguro. El consejo a los jóvenes emprendedores, sean o no del sector, es que se acerquen, pregunten y aprendan. Cuando entendés cómo funciona el negocio, ganas claridad para tomar decisiones”.
En ese sentido, Civis continúa elevando el horizonte de Asunción y abriendo camino a nuevos polos de desarrollo en el país, demostrando que la combinación de conocimiento jurídico, visión empresarial y una gestión de confianza puede transformar un simple terreno en un motor de crecimiento urbano y social.
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