Esta actualización marca un cambio significativo en su estrategia, con un enfoque en simplificar el diseño de sus vehículos y reducir los costes operativos. Hasta ahora, Waymo ha utilizado versiones modificadas del Jaguar i-Pace, una SUV eléctrica de lujo, para sus servicios de robotaxi.
Estos vehículos estaban equipados con más de 32 sensores, incluyendo cámaras, LiDAR y radares, lo que elevaba el costo de cada unidad a más de € 100.000. Sin embargo, la compañía ha dado un paso adelante con una mini furgoneta eléctrica desarrollada en colaboración con el fabricante chino Zeekr, que emplea un conjunto reducido de sensores.
El nuevo modelo cuenta con 13 cámaras, cuatro sensores LiDAR y seis radares, junto con varios micrófonos, una configuración notablemente menos compleja que la de los Jaguar i-Pace. Esta simplificación no compromete la seguridad; al contrario, los nuevos sensores ofrecen una mayor resolución, mejor alcance y mayor capacidad de computación, manteniendo y, en algunos casos, superando los estándares de seguridad previos.
Con la introducción de este nuevo vehículo, Waymo busca no sólo optimizar la tecnología de sus robotaxis, sino también reducir los costos de producción y operación. Esta reducción es crucial para la expansión de su servicio en más ciudades, una tarea que se vuelve aún más desafiante con la creciente competencia en el sector de la movilidad autónoma.
Tesla, por ejemplo, está preparando el lanzamiento de su propio servicio de transporte autónomo, utilizando vehículos que ya están en el mercado y emplean una estrategia diferente en términos de sensores. A diferencia de Waymo, Tesla confía en un sistema basado únicamente en cámaras de vídeo y sensores más simples. Este enfoque promete ofrecer una alternativa más económica a los vehículos autónomos de alto costo.
En China varias compañías también están desarrollando servicios de transporte con vehículos inteligentes sin conductor, a precios significativamente más bajos. Aunque estos servicios todavía están en fase de prueba y enfrentan limitaciones en cuanto a las vías en las que pueden operar, representan una visión del futuro en la que los desplazamientos autónomos podrían ser una opción accesible y económica.
El costo elevado de la investigación y el desarrollo sigue siendo un desafío para la viabilidad generalizada de los vehículos autónomos. Sin embargo, a medida que los precios de los sensores y vehículos disminuyan y aumente la frecuencia de los desplazamientos, la promesa de un transporte más económico y sin conductor parece más cercana.
La nueva generación de vehículos autónomos de Waymo marca un avance tecnológico y señala una era de competencia más intensa en el mercado de la movilidad. La evolución continua de esta tecnología podría cambiar radicalmente el panorama del transporte urbano, ofreciendo nuevas oportunidades para la innovación y la accesibilidad en el futuro cercano.
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