“El proyecto surgió primero como una inquietud y analizando desde qué lugar podríamos acercar la riqueza del acervo material de la artesanía nacional a niños, que desde la infancia uno pueda conectarse con las raíces, con la identidad y valorar lo propio. Cada uno de los socios viene trabajando en su ámbito hace más de 15 años, de modo que el trabajo consistió en aunar fuerzas y enfocar la mirada”, expresó Carolina Urresti, amante de la artesanía local y propietaria de la tienda Guaraní Porã, quien se encuentra al frente de Litoral junto a Maika Rasmussen, diseñadora de experiencias en Maikena, y Lucas We, fundador del espacio de arte urbano Espacio Bruto.
La marca se trata de una propuesta diferente que conjuga el universo infantil con los saberes populares, la artesanía, el diseño contemporáneo y las ilustraciones. Sus productos, consistentes en obras artísticas de madera, algodón, cable e inclusive piedras, son desarrollados por los fundadores del emprendimiento junto a diferentes artesanos y pueden encontrarse en Instagram pero también ocasionalmente en formato pop-up y en ferias. Sus precios van desde los G. 50.000.
Las colecciones
Textil trae creaciones de dos ciudades paraguayas. Por un lado, mantas de algodón de Carapeguá, Paraguarí, que confecciona Romina Gaona con un telar de cuatro lisos. La trama fue adaptada a una paleta de colores pensada en la multifunción, ya sea para taparse, recostarse sobre ella o decorar la habitación de los niños. Por otro lado, bordadoras del Taller de Santa María de Fe, Misiones, desarrollaron una línea bordada de cartucheras, portalápices, delantales, bolsas y mochilas. Es una explosión de colores y de estampas que dialogan entre sí con historias del cotidiano rural y campestre del Paraguay.
Las máscaras fueron un trabajo en conjunto con Néstor Portillo de Tobatí, Cordillera, con quien buscaron visibilizar la fauna que nos rodea y que en algunos casos está en peligro de extinción. Lucas We reinterpretó con ilustraciones digitales las populares máscaras, creando nuevas formas y colores para que Néstor las materialice con madera de timbó. “Son máscaras para jugar, para invitar a nuestros hogares a los animales del monte, conocerlos y respetarlos”, explicó Carolina.
La tercera colección es Cable, un “objeto del paisaje cotidiano”, según Carolina. “La silla de cable es un símbolo del tiempo en Paraguay, de la complicidad de las charlas, del ritual del tereré”, agregó. Carolina ya había replanteado estos objetos hace tiempo en Buenos Aires, en su tienda Guaraní Porã, y hoy, después de mucho, son producidos de acuerdo a su creación en la ciudad de San Lorenzo. Siguiendo las formas clásicas y simples de la silla cable tal como la conocemos, la novedad es el cable liado doblemente, lo cual hace de las combinaciones de colores un diferencial.
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