En ese sentido, desde InfoNegocios conversamos con María González, directora de bienestar y reinserción social del Ministerio de Justicia, quien comentó que los 18 reclusos ya iniciaron con la capacitación laboral para posteriormente empezar a producir los ajuares.
El proyecto tuvo su punto de partida con la firma de un convenio entre el Ministerio de Justicia y la empresa Dreamy Internacional, dedicada a la fabricación de prendas y artículos textiles. La primera fábrica fue inaugurada en Ciudad del Este hace aproximadamente un mes y medio, con la participación inicial de 16 personas privadas de libertad. “Posteriormente nos trasladamos hasta Minga Guazú, donde abrimos la segunda planta con 18 nuevos participantes”, recalcó María González.
En Minga Guazú, los talleres textiles están diseñados para ser espacios de aprendizaje intensivo. Los internos se capacitan en el manejo de maquinaria y la confección de ajuares de bebé, que incluyen hasta 10 piezas, como sábanas, edredones y protectores de cuna. González explicó: “El proceso es gradual; cada pieza requiere técnicas específicas. Dreamy Internacional tiene experiencia en Brasil y replican aquí sus estándares, comenzando con grupos pequeños, pero con miras a expandirse”.
Además, mencionó que los salarios de los internos se equiparan a los de trabajadores externos en el sector privado. “La empresa estableció precios iguales por producción para todos, garantizando justicia salarial. Cada personal va a firmar un contrato individual de trabajo”, dijo.
Uno de los objetivos clave del programa es reducir la reincidencia. Aunque todavía es pronto para evaluar resultados a gran escala, ya se observa un efecto positivo en la moral de los internos. María González compartió un caso: “Una mujer que trabajó en la fábrica dentro del penal de Juana María de Lara fue contratada por Mega Plásticos SA tras recuperar su libertad”.
Asimismo, destacó cómo este empleo representa para muchos internos su primera experiencia laboral formal, lo cual genera esperanza y entusiasmo. “Es conmovedor escuchar a las personas decir que este es su primer empleo formal. Eso marca una gran diferencia en sus vidas”, mencionó González.
El modelo se está ampliando con la instalación de una tercera fábrica en Villarrica. Esta expansión implica inversiones en infraestructura y la instalación de nuevas máquinas, con el objetivo de aumentar la capacidad y contratar más internos. “Estamos trabajando fuerte con alianzas público-privadas porque el Ministerio de Justicia no genera empleo. Necesitamos que las empresas privadas entren y ofrezcan oportunidades dentro y fuera de las penitenciarías. Es la única forma de construir un cambio real”, concluyó la directora de bienestar y reinserción social de la cartera.
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