Su nombre, Tannenhof, nace de una palabra en alemán que hace referencia a sitio arbolado, como caracterizaba a la zona hace 25 años, cuando sus fundadores decidieron emprender en el rubro ligado a la hotelería y gastronomía.
“Tenemos bastante naturaleza, paz y tranquilidad, un patio amplio, un museo de la Colonia Friesland, pileta y mucho más, para que todo el que venga se sienta en paz y en compañía de la naturaleza”, explicó Maruline Jansen, administradora del Tannenhof.
Otro de los principales atractivos de este establecimiento es su gastronomía, que se basa en platos alemanes y un toque ruso. “Nuestro restaurante es lo más amplio que tenemos, ofrecemos buffet por kilo, con carne, pescado y pastas. Nos basamos en las delicias de los platos alemanes, como así también rusos, porque mi abuelo fue ruso y siempre maravilló con su cocina”, aseguró.
Domingos con churrasco, buffet alemán de lunes a sábado y por la noche a la carta, son las opciones que pueden elegir los comensales, mientras que en el exterior, el hotel restaurante cuenta con cancha de vóley, de fútbol, un pequeño parque de diversiones y hasta sitio para paseo en bicicleta.
Todo el terreno de Tannenhof abarca unas 6 hectáreas, con 11 habitaciones para albergar a los visitantes. “Nuestro hotel no es muy grande, para que justamente se mantenga el toque tranquilo. Las habitaciones estándar tienen un costo de G. 230.000 y G. 300.000 por noche (pareja), las familiares (cuatro a cinco personas) tienen un costo de G. 540.000. Tenemos entre semana gente que viene de todas partes del país”, subrayó.
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