Esta quinta nació como una respuesta creativa en plena pandemia. “Sentíamos que necesitábamos un lugar así. Un espacio alternativo, seguro y acogedor, donde las familias o grupos de amigos pudieran sentirse como en casa, pero en plena naturaleza”, contó Andre Florentín, anfitriona y propietaria del lugar. Lo que empezó como una solución temporal, se transformó rápidamente en un proyecto con alma y visión de futuro.
Hoy, Quinta Stela se presenta como una opción ideal para escapadas de fin de semana, reuniones familiares o viajes de descanso. Con capacidad para 10 a 15 personas, ofrece un alquiler totalmente privado, pues el grupo que entra tiene uso exclusivo de toda la instalación. “Es tu casa por unos días, solo para vos y los tuyos”, enfatizó Florentín.
La propiedad cuenta con tres habitaciones climatizadas, baños modernos, una cocina equipada, sala comedor, una amplia galería tipo “corredor jere” que conecta todos los ambientes, quincho, piscina y espacios abiertos con vistas verdes que transmiten paz al instante. Además, dispone de una zona de camping para quienes prefieren una experiencia aún más cercana al entorno natural.
Pero el sueño no termina ahí. Florentín ya proyecta ampliar la experiencia con dos bungalows independientes, pensados para parejas o pequeñas familias, con más privacidad. También está en marcha el desarrollo de “La casita de la miel Ña Fermi”, una propuesta que combina producción artesanal de miel de flores silvestres con turismo vivencial. “Queremos que los huéspedes puedan vivir experiencias de campo reales, como ordeñar o interactuar con animales”, adelantó.
Quinta Stela es un refugio con calidez humana, rodeado de verde y construido con la intención de generar bienestar físico, emocional y mental. “Salir de la rutina, compartir con quienes queremos y respirar otro aire, siempre suma, y Paraguay tiene esa ventaja, a muy poca distancia de la ciudad, hay espacios como este que te cambian la energía”, concluyó su fundadora.
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