Según datos de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), Paraguay envía en promedio 4 millones de toneladas de soja a Argentina, lo que representa menos del 10% de la soja procesada en el vecino país. Con este nuevo acuerdo establecido entre la potencia asiática y Argentina, las exportaciones de Paraguay tendrán que pasar por un proceso de segregación, es decir, los puertos tendrán que separar la soja paraguaya de la argentina, pero no habría mayores inconvenientes que ese.
“Argentina consume mucho nuestra soja internamente, desde Capeco comprendemos que debemos estar atentos, pero en la práctica no visualizamos dificultades. El 60% de la soja en granos de origen nacional fue a Argentina el año pasado, ellos producen 56 millones de toneladas, pero necesitan nuestra producción para sus demás mercados”, expresó José Berea, presidente de la Capeco. Asimismo, el titular manifestó que el sector siempre busca nuevos mercados porque “mientras más puntos de libre exportación tengamos es mejor para el país”.
Además, Berea anunció que buscan habilitar la posibilidad de ingresar al mercado de China Continental, que es un punto en el que la soja paraguaya podría obtener beneficios importantes.
Por su parte, la gerente general de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), Sandra Noguera, sostuvo que el gremio advierte desde hace años que la matriz exportadora actual implica un riesgo potencial para la economía y limita el desarrollo del país. “La solución es acrecentar la industrialización de la soja y otros productos agrícolas en Paraguay. Transformar la soja en alimentos genera mayor trabajo, tiene un efecto derrame en toda la economía y aumenta los ingresos al vender productos de más alto valor”, acotó Noguera.
La gerente subrayó que si desde el Estado se visualiza el enorme panorama de crecimiento que Paraguay posee por delante, se deberían tomar decisiones inteligentes de incentivo a la industrialización para posicionarnos como un proveedor de productos con mayor valor agregado. “La situación en 2020 para toda la cadena productiva dependerá en gran medida del avance de la cosecha y que las condiciones climáticas permitan un desarrollo normal de los cultivos, lo cual es importante particularmente para la industria para recuperar el ritmo de procesamiento de años anteriores”, finalizó.
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