¿Cómo empezó su carrera empresarial?
Indega fue fundada por mi abuelo hace unos 70 años y hace seis me incorporé a la empresa familiar, pero antes ya había formado sólo mi propia compañía de yerba. Hoy varios de los descendientes de mi abuelo formamos parte del directorio con un equipo gerencial muy comprometido con la empresa.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresario?
El mayor obstáculo que todavía tenemos en Paraguay es que nos cuesta pensar en grande, buscar mercados, porque el nuestro es muy chico y somos muchas empresas. Hay que abrir la mente y pensar en todos los mercados que tenemos afuera por explorar y tratar de conquistar, porque creo que la mano de obra y los productos paraguayos tienen mucho para dar.
¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresario?
No quiero hablar de éxitos personales, pero el de la empresa fue la transición que fuimos teniendo a lo largo de tempo, migrando la forma de trabajo, porque lo que antes era el modus operandi en un momento hoy se mira de manera diferente y se trabaja de otra forma. Creo que uno de los grandes éxitos de la empresa fue el esfuerzo por consolidarse y seguir evolucionando y conformar el grupo gerencial que nos lleve al próximo nivel.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?
Lo más importante es que hay que saber escuchar porque uno no es el dueño de la verdad. Eso es lo que te hace crecer siempre.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
Con el tiempo fuimos aprendiendo a ser un poco más abiertos. Paraguay tiene un 85% de empresas familiares y a lo mejor nos costó dar una vuelta de tuerca para seguir creciendo, buscando oportunidades. Pero hoy la juventud está entrando.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
Creo que también es rehén de viejas prácticas, viejas estructuras, pero se está haciendo un gran esfuerzo desde la época del ministro de Hacienda, Dionisio Borda, y hoy tenemos una macroeconomía estable, un presupuesto relativamente equilibrado. Podemos estar de acuerdo o no con el régimen de gastos. El Gobierno nos está ayudando a salir afuera, está invirtiendo en ferias, el MIC nos está dando una gran mano para tratar de exportar y conquistar mercados. Seguramente falta todavía, así como a nosotros nos falta para seguir mejorando nuestras empresas, pero la dirección está indicada.
El empresario actual ¿debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?
Es una mezcla de formación y vocación. Está bien tener una formación, pero tampoco se puede ser empresario sin haber arrancado desde abajo, haber aprendido con la práctica.
¿Un libro que todo CEO o gerente general debería leer al menos una vez en su vida?
Hay varios, pero si tengo que recomendar uno es Good to great (De buena a grandiosa), de Jim C. Collins.
¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?
Es un poco de lo que dije anteriormente: escuchando. No hay nada que motive más que el hecho de que te empoderen, te den un proyecto, o una iniciativa y que te escuchen y te den alas para comenzar con eso.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
Estando más tiempo con la familia. Hay que equilibrar. No todo en la vida es trabajo.
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