-¿Aparte de la mala imagen ante la comunidad internacional en qué más afectaría ingresar a la lista gris de Gafilat?
-Los bancos corresponsales juegan un papel fundamental. Las importaciones que realizan de Asia, Europa o cualquier lado del mundo se pagan por bancos corresponsales, lo mismo cuando un país exporta. Estos bancos corresponsales son intermediarios. Paraguay es un país pequeño y los bancos corresponsales se redujeron en los últimos años y, si no tenemos una buena calificación, los cobros y pagos quedarán afectados porque esa intermediación se podría reducir o el servicio será más caro.
Otra cosa que ocurriría tendría que ver con la falta de transparencia que demostraremos si entramos a la lista gris. Los inversores extranjeros, los fondos de inversiones importantes y otros organismos usan los indicadores de Gafi para seleccionar a los países para su cartera. Paraguay aún no cuenta con grado de inversión, pero estamos bien encaminados, lo que no significa que con una calificación mala no vivamos un retroceso. Con una buena calificación de Gafi la disponibilidad de fondos y el costo de financiamiento serán más favorables.
-¿Paraguay correría el riesgo de pagar más por sus deudas?
-El próximo año empezaremos a entrar en un proceso de refinanciamiento de deuda porque en febrero del 2023 más o menos empiezan a vencer bonos que emitimos. Las renovaciones o las nuevas emisiones para refinanciar la deuda se harían más caras si entramos a la lista gris. Igualmente, si tenemos un buen resultado y avanzamos con la mejora de la transparencia y la calificación de riesgo tendremos fondos a menor costo.
-¿Fue invitado a alguna reunión en el marco de la evaluación?
-Ellos se reúnen de una manera más institucional, se reunieron con la Asoban como institución, con algunos bancos que ellos seleccionaron, se reunieron con el sector de seguros y con otras entidades que los delegados solicitaron.
-¿Cómo fue para que salgamos de la lista gris?
-En el momento que entramos, allá por la segunda mitad del 2000, Gafi no era todavía un organismo tan fuerte. En esa época también teníamos una calificación mala y el ambiente no tomaba como novedad lo que ocurrió. Hoy día ya avanzamos como país en ciertas cosas y por eso también intentamos estar acordes a recomendaciones internacionales que nos vuelven más competitivos. Si tenemos un resultado negativo es probable que nos den un tiempo para que nos pongamos en orden, y ahí hay que poner toda la carne en el asador.
-¿Por qué se sabe tan poco de los Derechos Especiales de Giro que recibiremos del FMI?
-Los Derechos Especiales de Giro (DEG) se crearon con la intención de proveer liquidez a países con situación crítica en la balanza de pagos. Lo que pasa es que el desarrollo monetario internacional fue muy desbalanceado a favor del dólar y por eso los DEG no tomaron un vuelo importante y terminaron siendo una unidad de cuenta para el FMI dentro de su propia contabilidad.
Este mecanismo de ayuda internacional se reactivó en el 2009, cuando vivimos la crisis financiera mundial, aunque en ese entonces se utilizaron para mayor liquidez y pocos países lo usaron. En esta oportunidad lo que ocurre es que en la emisión misma se consideró que fueran utilizados como recursos para financiar el presupuesto en el marco de la pandemia. Seguramente nosotros cambiaremos con la FED los DEG por dólares a una tasa baja que está en torno al 0,05%.
-¿Qué se puede hacer para volver a tener estabilidad fiscal?
-Tenemos que retornar a lo que dice la Ley de Responsabilidad Fiscal actual y el proyecto de ley de presupuesto para el año que viene es muy crítico en este aspecto. Este año terminaremos en -4% y el 2022 tendremos que llegar al -2%. Esto es fundamental para que logremos recuperar la política fiscal que nos caracterizaba, además de que nos ayude para consolidar la recuperación económica.
Espero que el trabajo del presupuesto se haga con racionalidad en el congreso y que no primen los intereses electorales.
-¿Cómo se debe manejar el Estado post pandemia?
-El Estado quedó debilitado con la pandemia, la deuda creció y no hay margen para hacer políticas fiscales más activas, como la inversión en obras, por ejemplo. Las inversiones en salud también las debemos mantener e incluso ampliarlas a áreas más desprotegidas. La salud es un servicio básico que el Estado debe garantizar. La prioridad está allí y en hacer la reforma educativa.
Esos son los desafíos. Seguramente deberemos estructurar el Estado, ver si conseguimos algún dinero adicional de la negociación del Anexo C de Itaipú y, si no es suficiente, hacer modificaciones tributarias. No hay una desconexión entre la economía y la sociedad. Si no mejoramos el nivel de vida de la gente, la economía se irá deteriorando.
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