¿Cuándo empezó su actividad empresarial?
Somos una empresa familiar con una tradición ganadera de más de 100 años. Incursionamos en el rubro agrícola desde el 2013. Al principio nos fue muy bien con el negocio arrocero pero fuimos al Brasil y fue como entrar en un túnel del tiempo que nos llevó al futuro. Vimos que el negocio del arroz sobre el arroz, y otra vez sobre el arroz lo único que hace es degradar el suelo y que los costos cada año sean mayores para mantener la producción.
Notamos que el único camino era la integración. En el 2016 trajimos esa tecnología de Brasil, lo que implicaba traer know how, contratar asesores del extranjero. La fuimos implementando y creo que en ese rubro estamos liderando ese camino, con otras empresas, la integración agrícola ganadera usando campo bajo como la base de la producción. El arroz es un negocio pero nosotros entendimos que tiene que ser un mix de otros negocios como la soja, la ganadería, el maíz, forrajes.
¿Cuáles considera que son sus mayores logros en este campo?
Ha sido formar parte fundamental de la transformación de una empresa familiar tradicional a convertirnos en un referente de desarrollo a la vanguardia tecnológica en la integración agrícola ganadera del país.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresario?
Romper los preconceptos no ha sido fácil, la innovación siempre tiene detractores, pero afortunadamente el tiempo nos está dando la razón.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
Las bondades son varias y sería muy extenso hablar de todas ellas. En cuanto a los defectos creo que somos extremadamente permisivos y pasivos con la informalidad y la competencia desleal.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando la actividad empresarial, y se lo daría a otro empresario ahora?
Tal vez he recibido demasiados, basados en experiencias de otros, que no siempre son útiles y a veces pueden ser perjudiciales por preconceptos de estas personas. Yo prefiero ayudar a intentar lograrlo, antes que aconsejar.
Opino que debemos apoyar y motivar la disrupción, la innovación. El fracaso es parte del camino al éxito.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario?
En nuestro rubro ha estado ausente en todo lo que a apoyo se refiere. Hemos debido construir nuestras rutas agrícolas, tendidos eléctricos robustos; es nulo el aporte de centros experimentales, el desarrollo de variedades locales o asistencia ambiental. Se le reclama al campo lo que a dos cuadras de la SEAM no se cumple. Hay mucho para mejorar y juntos podemos hacer más.
¿Qué más le reclamaría al sector oficial?
Creo que a través del SNPP se podría capacitar más al personal de campo en el interior hay mucha demanda de gente capacitada. La falta de mano de obra calificada es un problema grave para el desarrollo agrícola. El Estado, a través del SNPP, podría salir un poco más de Asunción y dedicarse a mirar este rubro. Necesitamos maquinistas, tractoristas, técnicos agrícolas; lo que más falta es gente con conocimiento agrícola
Hay, además, dos puntos macro no menores donde el Estado podría ayudar al potencial agrícola del país: un mayor énfasis en terminar los dragados de la hidrovía que es la principal ruta de salida de nuestras exportaciones y la posibilidad de circulación de bitrenes en el país. La mediterraneidad nos genera costos extraordinarios y estas son dos maneras de reducirlos.
Y sin duda otro tema no menor es el establecimiento de relaciones comerciales con China. De hecho este es el segundo mayor exportador de productos al Paraguay, y estamos dejando de ingresar mucho dinero al país por un tema que no nos compete.
¿Un libro que todo CEO o gerente general debería leer al menos una vez en su vida?
Un libro que me ayudó mucho, lo leí hace 25 años aproximadamente, fue Todo es Negociable de Herb Cohen.
¿Qué recomienda para mantener a su equipo motivado?
Creo que es fundamental escuchar a la gente. Cada uno es bueno en algo, podemos guiarlos y enseñarles a ver otras opciones, debemos empoderar a los gerentes y hacer que tomen decisiones, aceptar los errores y fracasos como parte del camino al éxito, la gente da más cuando se siente realmente responsable del resultado.
La empresa debe ir más rápido que el ritmo de uno y para eso la delegación de responsabilidades es fundamental.
Tu opinión enriquece este artículo: