Cynthia Chihan: “Aprender del pasado, sacudirse y volver a comenzar, es una virtud fantástica”

Multifacética como empresaria, Cynthia Chihan, directora de El Sena, en el mundo de los negocios se dedicó a actividades como la importación y la ganadería. Para ella, el éxito se construye día a día, “esperar resultados mágicos no existe”

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¿Cómo empezó su carrera empresarial?

Estudié la primaria en el Colegio Internacional y me recibí de bachiller en el Colegio Teresiano. Soy abogada por la UNA. Empecé a trabajar en la empresa familiar El Sena SAC al día siguiente de terminar el colegio, el 14 de diciembre de 1982. Pasé por todos los cargos; desde secretaria, y ficherista, porque se llevaba el control de stock en fichas de cartón, a mano.

También incursioné en la ganadería por una promesa hecha a mi madre en su momento. La estancia se llama La Kikina, justamente en honor a mi madre, que se llamaba Rosa (Ayala de Chihan), pero le decíamos Kikina. Actualmente son mis hijos, Arturo y Rodrigo Ramírez Chihan, los que están al frente del establecimiento.

¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresaria?

Mi formación como abogada me fue de muchísima ayuda siempre. Aun así me hubiera sido muy útil formarme en el área administrativa y financiera, ya que me tomó más tiempo y esfuerzo llegar a las soluciones, que con la adecuada instrucción, hubieran sido más fáciles.

Pero el manejo del tiempo, para dividirlo en mis responsabilidades como madre, mujer y empresaria, fue siempre un maravilloso desafío.

¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresaria?  

Un aspecto que me llena de satisfacción es el haber podido conservar y desarrollar el legado que recibí de mis padres. Junto con mi hermano Miguel Ángel hemos luchado y enfrentado varias dificultades propias del tiempo que nos tocó vivir.  

Otro es sentir el compromiso del equipo de trabajo que hemos formado, y el cariño a la empresa de los funcionarios que han llegado a jubilarse con nosotros, y tenerlos juntos en las celebraciones de fin de año, es una emoción indescriptible.

Y ver a mis hijos orgullosos del trabajo realizado, manteniendo los valores de honestidad y ética profesional que recibimos de nuestros mayores, y también ya comprometidos con el futuro de la empresa, hace que sienta que lo hemos hecho bien.

¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?

Por lo poco que conozco del empresariado paraguayo siempre destaco la resiliencia del que emprende y trabaja. Cuando el éxito de un emprendimiento depende de factores tan ajenos a la persona y su quehacer, como el contrabando, o las inclemencias del tiempo; aprender del pasado, sacudirse y volver a comenzar, es una virtud fantástica.

¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?

Recibí tantos consejos, y más que nada el ejemplo de mis padres, Kikina y Miguel Ángel Chihan Salum, que no sé si me faltó alguno. Lo que siempre le repito a la juventud que comienza es que el éxito se construye día a día, que esperar resultados mágicos no existe. Y por sobre todo, que el éxito no es ganar dinero y acumular poder. El éxito es mirar atrás y sentir la satisfacción del deber cumplido, y ver a la familia junta en la mesa del domingo. Eso no tiene precio, tiene valor.

El empresario actual ¿debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?

El tiempo que vivimos exige una gran especialización profesional; indudablemente, la capacitación es indispensable. La tecnología avanza mientras dormimos, y nuestro país ya está inmerso en el mundo. Debemos acompañar el desarrollo y mínimamente entender para poder dirigir a los técnicos. No existe buen desempeño en quien no conoce lo que hace.

¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?

Durante los 41 años de trabajo hemos pasado por muchísimas administraciones, con las más variadas políticas con relación al empresariado y, en particular, a mi rubro de trabajo que son las importaciones. Muy pocas veces me he sentido protegida por el Estado. Nuestro principal competidor siempre fue el contrabando y la competencia desleal.

Mucho se ha mejorado y tengo fe en que cada día nuestro amado Paraguay crezca y se formalice para el bien de todos; que tengamos recaudaciones y gastos públicos sanos y justos, para que la calidad de vida de todos los paraguayos sea digna.

¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?

En un equipo, el resultado se consigue entre todos. Y cada uno es indispensable, responsable de su parte de la cadena. Y, por sobre todo, considerar que cada parte de la cadena es un ser humano, como yo.

¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?

Llegar a casa, encontrar a mi perro, mis amigos, mi familia, es la contrapartida a cualquier estrés. En muchas ocasiones he recibido ayuda profesional para aprender a dar a cada problema su real dimensión. Les estoy eternamente agradecida. La vida es maravillosa, más allá de los problemas cotidianos.

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