Desde la Cámara de Centros Comerciales del Paraguay (CCCPy), el vicepresidente Jorge Mendelson sostuvo para InfoNegocios que declarar asueto el 26 sería una medida de “tinte populista” que podría agradar a la población, pero no aportaría al funcionamiento económico. Explicó que los comercios que decidan operar deberán hacerlo bajo costo de feriado, lo que implica pagos mayores al personal en la semana más exigente del año.
La postura del comercio coincide con la advertencia de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), cuyos gremios se reunieron para analizar el contexto económico y social en un entorno que ya muestra señales de tensión. Según el documento divulgado por la organización, cada día no trabajado en la industria representa un impacto aproximado de US$ 40 millones, cifra que vuelve especialmente delicada cualquier decisión que modifique el calendario laboral en diciembre, un mes donde la producción se encuentra al límite de su capacidad. Los industriales remarcaron que Paraguay enfrenta un “punto de quiebre” que exige decisiones técnicas y no improvisadas, en un contexto que combina déficit fiscal, deudas acumuladas del Estado, presión sobre el IPS, inseguridad jurídica y un sistema eléctrico que requiere inversiones urgentes.
La preocupación se profundiza debido a que los atrasos del Estado con proveedores ya afectan a sectores como la construcción, los alimentos y la industria farmacéutica, generando un efecto dominó que complica la cadena de pagos. La UIP también resaltó que la falta de previsibilidad desalienta inversiones y erosiona la competitividad, motivo por el cual los gremios rechazaron abiertamente la posibilidad de declarar nuevos feriados en diciembre sin un análisis previo sobre su impacto económico. En este marco, el eventual asueto del 26 se suma a una lista de señales que generan cautela dentro del sector productivo.
El turismo, sin embargo, observa el escenario desde otra óptica. Vanessa Valverde, presidenta de la Red de Posadas Turísticas del Paraguay (Redtupy), explicó a nuestra redacción que un feriado adicional podría beneficiar al sector, pero ese efecto dependerá directamente de la antelación con que se tome la decisión. Las posadas trabajan con reservas programadas y necesitan disponibilidad financiera del visitante, algo que no siempre ocurre en diciembre, mes marcado por gastos familiares como regalos, cenas y celebraciones. Según Valverde, la mayoría de las personas que se movilizan el 25 y 26 de diciembre son excursionistas que visitan arroyos o balnearios sin pernoctar, por lo que el beneficio real para el alojamiento turístico solo aparece cuando el viajero puede planificar y reservar con tiempo.
La dirigente también manifestó preocupación por el adelantamiento del inicio de clases al 2 de febrero, una medida que recorta la temporada alta y limita las semanas en las que las familias pueden viajar. Sin previsibilidad —dijo—, las posadas pierden la posibilidad de extender estadías y capitalizar feriados largos. Aun así, sostiene que, si se define con suficiente anticipación, el asueto podría generar movimiento adicional y ayudar a pequeños emprendimientos a cerrar el año de manera positiva.
El punto en común entre todos los sectores es la necesidad de planificación. Tanto centros comerciales como industrias y posadas coinciden en que las decisiones sobre feriados no pueden tomarse a última hora. Para el comercio, se trata de ordenar costos en un mes de alto tráfico; para la industria, de proteger la producción y evitar pérdidas millonarias; y para el turismo, es la única forma de convertir un día libre en movimiento real y no solamente en actividades recreativas de corta duración.
Mientras el país aguarda si el Ejecutivo finalmente confirmará o no el asueto, la discusión dejó en claro que diciembre es el mes menos adecuado para decisiones improvisadas. En un contexto económico desafiante y con sectores que requieren estabilidad para cerrar bien el año, la previsibilidad se convirtió en el elemento más valorado por el sector privado. Entre un posible impulso al turismo y el riesgo de un freno productivo, el debate sobre el 26 de diciembre revela, una vez más, lo sensible que es la economía paraguaya a los cambios repentinos en el calendario laboral.
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