¿Cómo empezó su carrera empresarial?
Mis inicios fueron como los de muchos, desde bien abajo. Tuve la oportunidad de crecer profesionalmente en empresas nacionales e internacionales que me permitieron acumular experiencias increíbles, desafiándome en cada una de mis etapas, principalmente en la administración de los recursos disponibles, y donde la más difícil es, sin dudas, la de recursos humanos. Considero fundamental esa conscripción profesional porque la experiencia ahí adquirida está basada en sueños, realidades, toma de decisión, que traen sus propios tropiezos y aciertos.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresario?
El empresario, por definición, es quien asume riesgos en un mundo rodeado de incertidumbres, es quien desarrolla habilidades para la toma de decisiones, y debe aportar nuevas ideas y organizar los principales factores de la producción: tierra, trabajo y capital; y agregaría un par más cuya importancia no es menor: tecnología y conocimiento.
En nuestro país, todo lo antes expresado, tiene un peso relativo importante, dado principalmente por la falta de políticas microeconómicas y comerciales que permitan desarrollar estrategias competitivas, acceso a mercados e incorporación de infraestructura tecnológica. Y se suma la necesidad de mayor seguridad jurídica, educación, etc.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
No quiero ser imprudente en definir o generalizar conceptos que son subjetivos. Considero que el empresario paraguayo es un gran emprendedor, porque aun con las limitaciones con las que se encuentra, se arriesga y asume acciones con determinación. Lastimosamente, los obstáculos que debe enfrentar conspiran contra el desarrollo del proyecto, de la empresa y, por ende, del país.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba comenzando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario?
Una vez me dieron un consejo, y es lo único que puedo transmitir: El camino más corto entre un punto y otro punto, es siempre el camino recto.
El empresario actual ¿debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?
No creo. Sí creo que siempre debe animarse, que no es otra cosa que confiar en uno mismo, y buscar asociarse, porque, solo, puedo llegar más rápido, pero juntos podemos llegar más lejos.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
Tanto el Estado como los empresarios tenemos siempre la misma camiseta, la Albirroja. Pero hay veces que parece que confunden el arco propio con el arco rival, y se convierten en contrarios. Ahí es donde debemos cuidarnos de ellos. Y eso genera una desconfianza que se traslada a inversiones o proyectos que están orientados a aportar desarrollo y transformación de la cadena productiva del país.
¿Un libro que todo CEO o gerente general debería leer al menos una vez en su vida?
Cualquier libro siempre es bueno. La lectura te brinda serenidad y te ayuda a interpretar el ayer, el presente, y a preparar el futuro. Y la Biblia o el Evangelio diario, es clave para esto. Por otro lado, particularmente me gusta mucho leer, aunque este es un hábito que últimamente estoy perdiendo y que me cuesta retomar.
Me gustó mucho Por qué fracasan los países, de Daron Acemoglu y James Robinson, que nos muestra que más allá de las condiciones naturales de un país o región, están las políticas correctas que se tomaron en su momento.
Otro libro muy interesante es Open: Memorias, de André Agassi, que nos cuenta sobre la resiliencia que debemos tener cuando transitamos los diferentes caminos que nos toca en la vida, y que más allá de los éxitos está cuántas veces nos levantamos para volver a intentar.
¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?
Mi recomendación se resume en la expresión: Acá lo único que no se puede negociar es la actitud. Esa actitud conlleva compromiso, responsabilidad, y el espíritu de equipo. El equipo debe entender y comprometerse con el objetivo, que no es más que hacerlo propio. Esa cercanía nos permitirá generar confianza para alcanzar cualquier objetivo.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
No es algo fácil. El ritmo diario obliga a transitar en un mismo día, diferentes escenarios. Pero, como dijo Jesús a través del Evangelio de San Mateo: Cada día trae su propio afán. Todo día, tiene su final. Buscar la paz del hogar, la sencillez de la vida diaria, el cuidado personal con ejercicios diarios, y últimamente, creo necesario buscar la ayuda profesional. Ese profesional que nos ayude a sacar lo que tenemos adentro, y trabajarlo con herramientas estudiadas.
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