La Estrategia Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) indica en su última encuesta que el producto financiero con mayor penetración, con un 23%, corresponde a las transferencias y pagos electrónicos, mientras que el 48% no logra acceder a ningún producto. Así también la tarjeta de crédito, la caja de ahorro/cuenta corriente y la tarjeta de débito son los servicios más conocidos con 67%, 66% y 61%, respectivamente.
A pesar de esto, solo el 18% accede a una cuenta corriente o caja de ahorro. Mientras que la utilización de las tarjetas de débito y de crédito es aún menor, quedando en el antepenúltimo y penúltimo lugar con 15% y 9%. Para la economista Gloria Ayala Person existen varios factores que inciden en la dificultad que tienen los paraguayos de ingresar al sistema financiero, en primer lugar porque la formalización de la economía es muy baja y el volumen de cuentapropistas es elevado, un escenario que se explicaría por el alto índice de deserción educativa, que mantiene una relación directa con la pobreza.
“Los jóvenes no terminan la secundaria en gran medida porque deben trabajar y en este tipo de empleos reciben ingresos de manera informal. Además, no haber culminado con sus estudios hace que no cuenten con la documentación e información necesarias para comprobar sus ingresos y cumplir con los requisitos financieros”, agregó. Actualmente, el 74% de las personas perciben sus ingresos en efectivo, lo que tendría relación con la dificultad de las mipymes para adquirir servicios financieros para sus empleados, teniendo en cuenta que son las mayores generadoras de empleo a nivel país.
En cuanto al fenómeno de los giros y billeteras electrónicas, Ayala Person explicó que sucede por la dificultad para ingresar al sistema financiero por otros medios, por lo que la tecnología se vuelve una herramienta eficiente, porque de esa manera se agiliza pagos con aval de seguridad.
Sobre las políticas necesarias -entre el Estado y el sector privado- para impulsar e informar mejor sobre el uso de productos financieros, ya sean para créditos o ahorros, Ayala Person puso de ejemplo a Uruguay, donde formalizaron bastante su economía, redujeron las evasión tributaria e inscribieron a una cantidad significativa de trabajadores informales al sistema de seguridad social. La Ley de Inclusión Financiera Nº19.210 de Uruguay establece, entre otras cosas, la opción de que jubilados y personas con beneficios sociales puedan elegir dónde cobrar, que los instrumentos de dinero electrónico no representen ningún costo para los trabajadores ni empleados, que los prestadores de servicios de pago otorguen trato igualitario a todos los usuarios y que las empresas pequeñas accedan a una cuenta bancaria sin costo.
“Si tomamos medidas parecidas a las de Uruguay, tenemos altas probabilidades de que disminuyan los costos operativos, formalicen ingresos y puestos de trabajos y se utilice mucho menos dinero en efectivo”, concluyó.
Por otro lado, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su último estudio titulado Fintech en América Latina mencionó que las plataformas financieras son opciones muy eficientes para aumentar la inclusión financiera. En el caso paraguayo, donde la inclusión es baja pero el uso del celular para gestiones de finanzas es alto, las fintech podrían jugar un papel interesante.
Bajo tal contexto, la plataforma de intermediación de préstamos Goiko es una de las alternativas que tienen las personas para acceder a ofertas de entidades financieras asociadas a la startup, colaborando de esa forma con el mayor acceso de los paraguayos al sistema financiero.
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