Según el informe La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2019, Paraguay es el país que menos capital foráneo recibió en la región en los últimos tres años de registro (2016 a 2018), con US$ 1.281 millones, por debajo de Uruguay, Ecuador y Bolivia. Actualmente, referentes del ámbito de los negocios, afirman que la inminente salida de capitales de países como Argentina y Brasil abre una ventana de oportunidad para que Paraguay atraiga esas inversiones.
“Tengo contactos argentinos que consideran que en Paraguay se necesitan muchos trámites para abrir una empresa. Lo que ellos requieren es que las aperturas se den de manera más expedita”, expresó el analista económico de SEI Consulting, Amilcar Ferreira, quien además admitió que conoce casos de empresarios que lograron concretar la apertura de sus negocios en seis meses.
El analista calificó de positiva la creación de la figura de la Sociedad Anónima Simplificada (SAE), que permite que una persona pueda tramitar la apertura de una empresa 100% de forma digital a través de la web del Ministerio de Industria y Comercio (MIC). “Paraguay debería tener una especie de figura similar a la Visa del Inversionista, como existe en otros países. Esta herramienta beneficiará a los extranjeros con un monto determinado de inversión para que se reduzca la burocracia”, agregó.
Otro de los puntos en que comúnmente técnicos y políticos coinciden al hablar sobre los motivos que dificultan la llegada de inversiones al país, es la falta de seguridad jurídica, que en líneas generales se relaciona con las reglas del juego, su cumplimiento y las sanciones. “Las calificadoras internacionales reportan que Paraguay posee un problema de debilidad institucional y falta de la independencia en sus organismos”, recordó.
Ferreira puso como ejemplo práctico a Brasil y Perú que resistieron casos graves de corrupción pero demostraron seriedad al momento de abordarlos. Perú se ubica como uno de los dos únicos países de Sudamérica con grado de inversión, mientras que Brasil –con todos los problemas que posee- iguala a Paraguay en su grado de inversión especulativo.
Antecedentes y boom de inversiones
“Entre el 2011 y el 2012 tuvimos el pico de inversiones tras la construcción del clúster de procesadoras de soja en Villeta. Ese año se llegó a un pico de US$ 700 millones de inversión, pero no mantuvimos el nivel en los siguientes años”, manifestó Ferreira, que atribuye la poca IED a la falta de planificación para “cerrar la ecuación incompleta” que caracteriza a la política de inversiones del país.
“Uruguay recibe cinco veces más inversión extranjera directa que Paraguay siendo que su presión tributaria es el triple, por lo tanto, se debe comprender que solamente manteniendo este incentivo no se absorberá el capital que sale de nuestros vecinos”, opinó. Entretanto, argumentó que la labor comunicacional del Gobierno en materia de política de atracción de inversiones es tímida, a diferencia de lo demostrado por el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, quien personalmente expresó que esperan con los brazos abiertos a los inversores argentinos para que ingresen al país.
Selectivos en las inversiones
Para Ferreira, Paraguay debe elaborar un esquema del tipo de inversión que desea y “no agarrar cualquier tipo de capital porque a la larga trae consecuencias negativas en aspectos ambientales y sociales. Costa Rica mantiene una política de inversión que rechaza las industrias contaminantes. Nosotros deberíamos ir por esa senda, pero lo importante es que tengamos una política de inversiones principalmente”, enmarcó.
En complemento, el analista sostuvo que la debilidad institucional también tiene que ver con permitir cualquier tipo de industrias a través de coimas para saltarse los requerimientos para operar en el país.
Las virtudes
Hace unos días el Ministerio de Hacienda lanzó un resumen de ventajas que tiene Paraguay para la inversión extranjera, donde se incluyen las tasas mínimas de impuestos sobre la renta que van entre el 5% y el 15%, el IVA a 10%, la inexistencia de un impuesto al patrimonio y los regímenes preferenciales como la Ley N° 60/90, la Ley de Garantía de las Inversiones y las zonas francas.
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