La educación financiera consiste en proporcionar a las personas los conocimientos y herramientas necesarios para manejar mejor su dinero y tomar decisiones económicas informadas. Numerosos organismos internacionales destacan su importancia: la OCDE, por ejemplo, recomienda incorporarla a la malla escolar, y muchos países ya han implementado estrategias nacionales para fortalecerla. Esto se debe a que existe evidencia clara de que mejorar la alfabetización financiera repercute positivamente en el bienestar de las familias y en la estabilidad económica en general.
Para la economista Gloria Ayala Person, el nivel de educación financiera en Paraguay aún es bajo, y esto se refleja en hábitos cotidianos como retirar todo el dinero en efectivo y gastarlo sin planificación.
“Apenas un pequeño porcentaje de las familias logra ahorrar de manera constante, y todavía es común recurrir al fiado o a préstamos informales”, cuestionó.
Este comportamiento forma parte de nuestra cultura, y uno de los principales desafíos es superar estas prácticas arraigadas y comenzar a hablar de dinero dentro del hogar, sin dejarlo solo como un tema de adultos.
“Es importante que en casa practiquemos el orden, la planificación, el presupuesto, el ahorro y la inversión, haciendo partícipes a los niños para que aprendan naturalmente hábitos financieros saludables”, expresó.
Otro reto, señaló, es el desconocimiento de conceptos básicos clave para tomar decisiones financieras. Por ejemplo, muchas personas consideran una deuda como si fuera un ingreso, no diferencian entre deseos y necesidades, ni saben calcular el costo real del endeudamiento.
Para Ayala Person, el uso predominante del efectivo también representa un obstáculo, ya que favorece decisiones impulsivas de consumo.
“Por todo esto, creo que el desafío principal es entender que el dinero es una herramienta, no un fin en sí mismo. Todos necesitamos aprender a usar esa herramienta a nuestro favor para alcanzar nuestras metas de vida”, remarcó.
Aprender desde casa
La educación financiera desde la niñez es un paso fundamental, y esto se logra no solo desde la escuela, sino también desde el hogar. Según Ayala Person, los niños aprenden por observación y repetición; por eso es fundamental cuidar lo que se hace en casa: cada paso cuenta. Desde el momento en que se elabora el presupuesto familiar o se define la lista del súper, se transmite el ejemplo de planificar y evitar compras por impulso.
“Lo que falta es sistematizar, capacitar a docentes y alinear esfuerzos para que la educación financiera se convierta en una práctica pedagógica continua, no en una actividad aislada una vez al año”, advirtió.
La banca también apuesta por el ahorro infantil
En la banca local se han impulsado productos enfocados en el ahorro desde la niñez y la adolescencia. Por ejemplo, Banco Continental lanzó ContiJr, una cuenta dirigida a niños y adolescentes desde los 0 hasta los 17 años, desde la cual pueden ahorrar y recibir dinero.
Por su parte, ueno bank presentó ueno kids, una propuesta digital diseñada para que niños y adolescentes gestionen sus finanzas de forma ágil y segura, de la mano de un tutor o sus padres.
“Permite a los usuarios jóvenes ahorrar, pagar y gestionar dinero desde la app, donde pueden realizar transferencias, pagos de servicios y control de saldos. Además, utilizan el pago con QR de forma diaria en comercios y servicios”, explicó Luis Angulo, Chief Product Officer (CPO) de ueno bank.
El proceso de apertura de ueno kids es simple, totalmente digital y se completa en menos de 48 horas. Lo más importante es que, desde el inicio, el menor gestiona su dinero, siempre bajo la supervisión del padre o tutor.
“Las nuevas generaciones están adoptando muy rápido las herramientas digitales para actividades cotidianas, como comprar online, pedir delivery o usar apps de movilidad. ueno kids facilita esta transición, permitiéndoles relacionarse con el dinero de una forma práctica, responsable y actual. Estamos forjando desde hoy una generación familiarizada con el manejo responsable del dinero mediante el uso de herramientas digitales”, resaltó Angulo.
La motivación para lanzar una cuenta dirigida a niños y adolescentes —agregó— nació al observar el comportamiento de consumo y la creciente familiaridad de los más jóvenes con el dinero digital.
“Vimos que los jóvenes ya estaban utilizando aplicaciones bancarias para sus consumos —ya sea para pedidos de comida, compras en apps, juegos o traslados— e integraban el dinero digital con total naturalidad”, señaló.
La recepción fue muy positiva: el servicio crece de manera sostenida y constante, y se ha consolidado como una opción recurrente para miles de familias paraguayas. Más de 20.000 niños y adolescentes ya gestionan sus finanzas con ueno kids; unos 15.000 operan activamente desde la app de ueno y 11.000 realizan pagos con QR, lo que demuestra una integración diaria con las nuevas herramientas.
El hábito como herramienta de transformación
Contar con productos específicos que fomenten el ahorro es sumamente importante, pero esto debe ir acompañado de hábitos financieros sólidos. “Abrir una cuenta es solo la puerta; lo que realmente crea hábitos es el acompañamiento, porque se trata de un acto consciente y constante hasta que se convierte en algo natural”, indicó Gloria Ayala Person.
Para que esta herramienta funcione, consideró clave involucrar a adultos referentes: “Si los padres no saben usar una cuenta, difícilmente podrán guiar a sus hijos. Lo mismo sucede con los maestros, quienes además deben tener la altura moral para enseñar”, sostuvo.
Ayala Person propone complementar estos productos con recursos prácticos y visuales que capten el interés de los niños y fomenten la constancia, como aplicaciones, tableros de metas, termómetros de ahorro o desafíos mensuales. De esta manera, los niños pueden ver su progreso y entender el impacto de sus decisiones financieras.
A su vez, remarcó que el rol de los padres es insustituible, especialmente para acompañar, verbalizar lo aprendido y reflexionar juntos sobre el uso del dinero.
“No se trata de ‘ahorrar porque sí’, sino de alcanzar pequeños objetivos que enseñen disciplina y paciencia. Estos aprendizajes luego ayudan a fijarse y lograr metas siendo adultos. Cuando todos estos elementos convergen, el producto deja de ser solo una cuenta y se convierte en una poderosa herramienta de formación financiera y transformación de hábitos”, concluyó.
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