Correa explicó que, pese a los vaivenes globales y locales, Paraguay ha mostrado una tendencia de crecimiento cercana, e incluso superior, a su potencial histórico del 4%. Los indicadores de actividad económica muestran expansiones de entre el 5% y 6% en los últimos años, con especial impulso de la inversión y el consumo privado. Rubros como supermercados (5,2%), shoppings (7,5%), farmacéuticos (14,1%), y la venta de bienes durables como vehículos (6,5%), exhibieron tasas de facturación de crecimiento.
Sin embargo, el economista advirtió que la realidad no se vive igual en todos los estratos sociales. Mientras el PIB y los ingresos promedio crecieron en algunos sectores, el precio de alimentos básicos como la carne aumentó de manera importante, erosionando la capacidad de compra de una parte importante de la población. “La economía no es solo números, también es percepción y bienestar. No todos se benefician por igual del crecimiento”, apuntó.
En este punto, Correa enfatizó la relación bidireccional entre política y economía: la primera debe generar condiciones para que el crecimiento sea inclusivo y sostenible; la segunda, con sus datos y realidades, condiciona la agenda política y la capacidad de gobernar. “Es un tema central dentro de la discusión política. No se trata solo de cifras, sino de cómo se traducen en la vida de la gente”, sostuvo.
Otro aspecto clave de su exposición fue el tipo de cambio y la disponibilidad de dólares. Según Correa, más allá de factores externos, el comportamiento del mercado cambiario responde en gran medida a decisiones locales de política monetaria y fiscal. El déficit de balanza comercial, la liquidez en el sistema financiero y las intervenciones del Banco Central son elementos que inciden directamente en la estabilidad cambiaria.
De cara al futuro, el economista destacó que la inversión privada seguirá impulsando el crecimiento, mientras que la inversión pública enfrenta restricciones fiscales. “Retornar a la Ley de Responsabilidad Fiscal tiene costos, y los costos no pueden estar relacionados con el crecimiento futuro porque la inversión en infraestructura tiene que ver con el crecimiento futuro”, detalló.
Asimismo, alertó sobre los riesgos de depender de factores externos como el comercio de frontera con Argentina. La depreciación del peso argentino impacta en el comercio de frontera, beneficiando temporalmente a shoppings y comercios paraguayos.
“Octubre es clave para nosotros por las elecciones en Argentina. Gran parte del crecimiento que vimos en los shoppings puede esfumarse si hay una reversión del comercio de frontera”, advirtió. El economista proyectó que el consumo privado podría suavizarse en 2025 debido a que los ingresos crecen por debajo de los precios de ciertos bienes básicos. Esta desaceleración podría moderar la presión sobre la demanda de dólares, aunque también limitar el dinamismo del mercado interno.
El panorama planteado por Correa combina motores de crecimiento —importaciones, inversión privada y comercio de frontera— con riesgos como la volatilidad del dólar y la incertidumbre argentina.

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