Johanna y Rodrigo Ferreira son dos de los propietarios de Strike Bowling, una empresa familiar que nació a partir de una experiencia vivida en el exterior hace siete años. “Vimos lo divertido, lo dinámico, lo emocionante que es este deporte. Ahí nos fijamos en la mente, mis padres y yo con mi señora que algún día íbamos a incursionar en esto e invertir para tener algo similar en el país”, recordó Rodrigo.
Strike Bowling cuenta con 20 pistas importadas de Estados Unidos, “con máquinas cien por ciento nuevas, así como las bolas y los pinos, todo recién sacado de la caja; el local también es nuevo, con 3.600 m2 de construcción, preparado para operar en tres niveles, con capacidad para 285 personas, por el momento, y con la posibilidad de ampliar a 330 o 340, de ser necesario; tenemos una cocina propia y dos barras, una en planta baja y otra en planta alta”.
Según los propietarios, las pistas están catalogadas y certificadas para albergar competencias de nivel internacional, como campeonatos sudamericanos y mundiales, incluso los Juegos Odesur, si es que finalmente se realizan en el país.
“Por el momento tenemos la necesidad de emplear entre 40 y 50 personas. Pero el proyecto ya demandó el concurso de entre 150 y 200 colaboradores desde la palada inicial. Y con los proveedores de servicios, de insumos y otros, estimamos que llegamos a más de 100 personas”, refirió Rodrigo.
Abierto a todos
El bowling es un deporte y un pasatiempo en el que no hay límites de edad, ni de género, ni de contextura física para practicarlo. Pueden competir en igualdad de condiciones tanto un atleta de alto rendimiento como alguien que nunca cultivó un deporte.
“Está abierto a cualquiera que tenga la posibilidad de asistir. Tenemos un rango de precios normal en comidas y bebidas, acorde a la calidad que ofrecemos. Pero tampoco es algo que está fuera de lo que se paga en el mercado en este tipo de negocios”, explicó Rodrigo.
El local estará abierto todos los días, de lunes a domingo, desde las 11:00 hasta la medianoche, de modo a ofrecer facilidades a quienes tengan horarios diferenciados. El alquiler de una pista por hora cuesta G. 150.000, con un máximo permitido de seis jugadores por pista.
El enfoque de los propietarios es que la gente cuente con un lugar de ocio, disponible para despejar la mente y pasar un buen rato, vivir la experiencia Strike, como dice el eslogan del emprendimiento.
“Queremos ofrecer la posibilidad de socializar, sin importar la edad, el grupo, familias, colegas, amigos, para divertirse, consumir alimentos de primera categoría, de primer nivel, producimos nuestros propios alimentos, nuestras bebidas, los tragos son producidos localmente, de primer nivel, y todo eso de la mano con un servicio acorde”, concluyó.
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