En julio de 2024, la calificadora Moody's otorgó a Paraguay el ansiado grado de inversión, y en abril de este año la calificadora ratificó su decisión. En ese sentido, afirmó que el mantenimiento no responde a un hecho puntual, sino a un proceso prolongado de transformación económica, en especial en materia de diversificación productiva, fortalecimiento institucional y resiliencia frente a choques externos y ambientales.
“Paraguay logró reducir significativamente la volatilidad de su crecimiento en la última década, lo que refleja una economía más diversificada y menos dependiente de sectores puntuales”, explicó, al tiempo de señalar que la calidad del crecimiento será tan importante como su magnitud en los próximos años.
Entre los sectores con mayor potencial, citó la agricultura con mayor industrialización y tecnología integrada, el sector de maquila, la silvicultura y el aprovechamiento de la matriz energética limpia, más allá de la hidroeléctrica.
“La economía paraguaya ha sido históricamente liderada por el sector privado. Su capacidad de innovación, incorporación tecnológica y diversificación productiva es crucial para sostener y ampliar los beneficios del grado de inversión”, indicó.
La competitividad futura no dependerá únicamente de la estabilidad macroeconómica, sino también de la capacidad del sector privado para adaptarse, explorar nuevos mercados, mejorar procesos y aprovechar tecnologías emergentes como la inteligencia artificial. Según la analista, este dinamismo es lo que permitirá al país escalar en valor agregado, productividad e inserción internacional.
El sistema financiero y bancario tendrá el rol de profundizar la inclusión y el acceso al crédito, especialmente para pequeñas y medianas empresas.
Maziad resaltó que Paraguay cuenta con ventajas estructurales para atraer inversión extranjera, como su energía limpia y competitiva, su ambiente de negocios relativamente favorable y su población joven. No obstante, será importante avanzar en mayor claridad regulatoria y previsibilidad institucional. “La inversión responde no solo a oportunidades económicas, sino también a marcos jurídicos sólidos. A medida que la economía crece, es necesario modernizar las reglas para acompañar ese proceso”, afirmó.
¿Qué falta por mejorar?
Moody’s considera que Paraguay mantiene una posición relativamente favorable frente a sus pares regionales, con niveles de deuda y carga de intereses moderados. Sin embargo, advirtió que será clave continuar con las reformas ya iniciadas —como la Ley de Responsabilidad Fiscal y la reorganización de la Caja Fiscal— para garantizar la sostenibilidad a mediano y largo plazo.
Es importante recordar que el año pasado el déficit fiscal cerró en 2,6% del PIB, lo que equivale a US$ 1.122 millones. Para este ejercicio, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) proyecta que se llegue al 1,9%.
Una de las principales debilidades estructurales sigue siendo la alta exposición a deuda en moneda extranjera, por lo que la profundización del mercado de capitales en guaraníes es uno de los desafíos centrales. “Reducir ese riesgo cambiario es un proceso, pero los pasos ya están en marcha”, afirmó.
A junio de este año, la deuda del sector público cerró en US$ 19.085 millones, representando el 40,9% del PIB, de los cuales el 82% se encuentra en moneda extranjera, siendo en dólares la de mayor peso sobre el total de los compromisos.
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