Graciela Acuña, secretaria de Turismo de la Gobernación de Cordillera, explicó a InfoNegocios que los preparativos comenzaron antes que en otras ediciones. Señaló que ya se realizó el lanzamiento oficial del operativo y que desde el 26 se viene trabajando intensamente en tareas de limpieza, seguridad y ordenamiento. La ruta 64 se habilita como área de campamento para los peregrinos, mientras la Gobernación articula acciones con la diócesis, la Policía Nacional, Salud Pública y los organismos de emergencia para garantizar una celebración segura y ordenada.
La funcionaria resaltó que Caacupé dejó de ser un destino masivo solo en torno al 8 de diciembre y se consolidó como referencia religiosa durante todo el año. Aseguró que la Basílica recibe constantemente grupos de devotos, algo que ya se sintió en los meses previos y que alimenta la expectativa de un nuevo récord de concurrencia. Aunque todavía no se cuenta con estadísticas precisas sobre la proporción de visitantes nacionales y extranjeros, la Gobernación planea trabajar en un sistema de medición más robusto junto a la Agenda Azul, con énfasis en datos turísticos y comerciales.
En materia de alojamiento, los números muestran el desafío. Según registros oficiales, Cordillera cuenta con unos 150 establecimientos de hospedaje entre hoteles, posadas y categorías afines, que en conjunto suman 1.065 habitaciones. La capacidad global ronda las 1.500 camas, considerando la oferta complementaria de otros polos turísticos cercanos como San Bernardino y Piribebuy. En Caacupé operan cuatro grandes hoteles que, de acuerdo con Acuña, ya se encuentran con ocupación completa. Las posadas turísticas también registran un aumento en la demanda y se estima que solo en la ciudad hay unas 15, además de alojamientos familiares y opciones de turismo rural que se preparan para la temporada alta.
Para acompañar ese flujo, la Gobernación impulsó en las últimas semanas un programa de capacitación para mozos, mucamas y personal operativo con el apoyo de Conetur, con el objetivo de elevar el estándar de atención al visitante. Acuña subrayó que la estrategia no solo apunta a recibir bien a los peregrinos en estos días, sino a posicionar al departamento como destino turístico de calidad durante todo el año. En paralelo, se instalarán puestos de información turística en la plaza Teniente Fariña, donde los visitantes podrán acceder a datos de alojamiento, circuitos religiosos y servicios complementarios.
Del lado del comercio, Blas Correa, comerciante de la zona y excoordinador de una nucleación empresarial que operó durante la pandemia, adelantó que este año los preparativos se adelantaron notablemente. Comentó que la municipalidad comenzó antes la venta de espacios en la vía pública y que ya se realizaron grandes reuniones para organizar las ferias. Según relató, los sábados y domingos ya se nota un incremento importante del movimiento de fieles y compradores en el centro de la ciudad.
Correa explicó que los rubros que más se benefician son los alojamientos, los restaurantes y toda la oferta gastronómica, pero también entran a jugar otros servicios que florecen específicamente en estas fechas. El estacionamiento se convierte en un negocio relevante alrededor de la Basílica, así como los baños habilitados por viviendas particulares y comercios. A esto se suman los vendedores ambulantes, las artesanías religiosas, la tradicional chipa y la creciente presencia de empresas que llegan con móviles propios para ofrecer bebidas y refrescos a los peregrinos en distintos puntos de acceso a la ciudad.
Medir el impacto económico total no es sencillo. Muchos de los vendedores operan de forma esporádica y aún fuera de la formalidad, lo que dificulta una estimación exacta de facturación. Sin embargo, Correa destacó que el efecto se siente con fuerza después del 10 de diciembre, cuando los comerciantes utilizan sus ganancias para comprar en casas de crédito, supermercados, tiendas de ropa y otros negocios locales. Es en ese circuito posterior donde se percibe con claridad cómo la devoción se traduce en ventas, empleo e inversión dentro de Caacupé y alrededores.
Otro eje clave este año será la limpieza y el cuidado ambiental. Desde la Gobernación remarcan que se busca que la experiencia del peregrino sea no solo segura y ordenada, sino también sostenible. El enfoque incluye operativos permanentes de recolección de residuos, campañas de concienciación y coordinación con voluntarios para mantener despejados los principales accesos. A esto se suma el trabajo conjunto con la Policía, la Caminera, bomberos voluntarios, Cruz Roja y el municipio para asegurar una cobertura amplia de seguridad y asistencia.
Con hoteles llenos, ferias ya activadas y comerciantes en modo temporada alta, Caacupé se encamina a vivir otra edición multitudinaria de la fiesta mariana. Todo indica que la capital espiritual del país no solo volverá a batir récord de peregrinos, sino que también se consolidará como uno de los principales motores de la economía cordillerana en el cierre del año.
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