Desde las recordadas melodía y letra de La Chispa de la Vida, de Coca-Cola, hasta el rítmico jingle de Avon Flex –spot resucitado hace algunos años-, los anuncios publicitarios musicalizados nos acompañan desde la infancia y nos remontan, como lo hacen las canciones, a tiempos pretéritos. Y hoy como ayer, quien quiera fijar el nombre de un producto en la mente de los consumidores debe recurrir necesariamente a la música.
Es innegable que un aviso publicitario cumple su cometido cuando el consumidor asocia en su mente la imagen de un producto con la música que está escuchando en el supermercado, en la radio, en la televisión –donde se le agrega el impacto visual- o en cualquier otro soporte de comunicación.
“La música es una de las primeras artes, se siente en la piel, impacta, empodera. No es lo mismo hacer una publicidad actuada que un jingle. Uno termina coreando un jingle y eso significa que le pegaste en la publicidad. Yo lo prefiero a un guion publicitario, porque la música llega mucho más que una actuación”, afirmó Maco Cacavelos, actriz, locutora, cantante y propietaria -junto a su esposo Rafael Kohan- de la productora creativa El Pasto del Vecino.
Andrés Pancani, redactor creativo de Ojo de Pez, resaltó a su vez que “la música es muy influyente en la publicidad, y sin duda crea atmósfera, gancho; escuchar un tema, ya sea en un cover o en un remix, te da ese sentido de pertenencia, captás al toque”.
El mundo publicitario es además un campo fértil para desarrollar la creatividad del artista y es una fuente de ingreso adicional para él, sea como compositor o intérprete, o como ambas cosas a la vez.
Francisco Russo es un cantante y folklorista identificado con la paraguayidad, y su talento y popularidad le permitieron ser escogido por la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF) para ser la imagen de la Albirroja y cantar en partidos de las Eliminatorias jugados de local.
“Si la APF acude a mí para promocionar los partidos es porque seguramente ven que yo reflejo la imagen que ellos necesitan para que ese producto -que es el juego- tenga éxito, y se vendan más entradas. Es una inversión”, destacó Russo.
¿A cuánto asciende el cachet de un artista que participa en un spot publicitario? No es una pregunta simple de responder y suele ser un dato que se maneja con confidencialidad entre las partes.
“Depende del artista. Hay agencias que tienen un catálogo y vos elegís el de tu preferencia. Si es uno nacional el costo es menor. Está además la opción de que solo sea un cover, que tiene un costo menor. Hay mensajes en donde se le da protagonismo a la música y hay otros en donde solo es cortina”, explicó Pancani.
Russo aseveró que el precio del trabajo de un artista lo fija el mercado. “Si uno es famoso o no es la gente la que decide. Y cuando acuden a uno, lo hacen porque suponen que lo va ayudar a posicionar el producto, o valorar el objetivo que tienen. Eso tiene una cotización que determina el mercado. Uno puede tener su propia valoración pero es el mercado el que decide”, indicó.
Participar en publicidad ¿afecta el buen nombre de un artista? Tanto Maco como Russo opinan que no y que es una opción laboral tan válida como cualquier otra para quien vive de su arte. “Yo soy actriz y hago publicidades, con acting o spot radiales, y con eso no estoy bastardeando la profesión. Es una rama más. La publicidad tiene su costo, su audiencia y también su objetivo. Un artista que hace publicidad está usando su don”, aseguró.
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