En conversación con InfoNegocios, Peter Hansen, presidente de la Cámara, explicó que si bien el arancel recaerá formalmente sobre los importadores estadounidenses, en la práctica su efecto se repartirá entre consumidores, importadores e incluso exportadores paraguayos. “El importador paga el 10%, pero no siempre puede trasladarlo totalmente al consumidor. Si el mercado no tolera ese aumento, entonces absorbe una parte y el exportador posiblemente deba reducir su precio”, apuntó Hansen.
¿Quién paga el costo real?
La elasticidad de la demanda jugará un papel clave en la absorción del sobrecosto. En productos esenciales o de alta necesidad, es más factible trasladar el precio al consumidor final. Pero si se trata de bienes fácilmente sustituibles –como frutas o ciertos commodities–, el impacto podría sentirse en los márgenes de los exportadores paraguayos.
“En el caso de las naranjas, por ejemplo, el consumidor simplemente puede optar por comprar naranjas de México, si resultan más baratas. Allí el importador tendrá menos margen para aumentar precios y quizás el productor paraguayo tenga que ajustarse”, explicó Hansen.
No obstante, el líder gremial remarcó que el 10% de arancel “no es un monto exagerado”, sobre todo si se compara con otros países que enfrentan subas mucho más significativas. “China, por ejemplo, tiene productos con aranceles del 50% o más. En ese contexto, Paraguay sigue siendo competitivo”, añadió.
Uno de los productos más observados en esta coyuntura es la carne, uno de los principales rubros de exportación a Estados Unidos. Si bien a principios de año se temía que los nuevos aranceles afectaran su ingreso al mercado norteamericano, la realidad es que el volumen exportado ha seguido en aumento.
Hansen detalló que Paraguay, como miembro del Mercosur, forma parte de una cuota especial que permite exportar cierta cantidad de carne a arancel cero. “Una vez superada esa cuota, se aplica un arancel del 25%, y con este nuevo ajuste, sube a 35%. Pero la carne paraguaya mantiene una buena presencia, incluso si descendió del tercer al cuarto puesto en el ranking de países proveedores”, aclaró.
Servicios a salvo... por ahora
Una buena noticia para el país es que los nuevos aranceles no afectan –al menos por el momento– a la exportación de servicios. Según Hansen, varios paraguayos prestan servicios de software, diseño gráfico y traducción para empresas estadounidenses, y ese flujo no se verá modificado por la medida.
“Cada vez hay más servicios que Paraguay exporta a EE.UU., y ese sector no está alcanzado por estos aranceles. Es un punto positivo que debemos seguir desarrollando”, señaló.
Aunque la Cámara de Comercio no representa directamente a exportadores, Hansen destacó que, en términos geopolíticos, países como Brasil podrían quedar en desventaja frente a Paraguay. “Si bien es un tema sensible, la postura del gobierno brasileño en política internacional está generando ciertos roces con Estados Unidos, y eso podría repercutir en sus condiciones de exportación”, dijo.
Para Hansen, el mensaje es claro: si bien la medida genera ajustes, el impacto será marginal y no debería comprometer seriamente el comercio bilateral. “La clave será la capacidad de adaptación de los exportadores paraguayos y mantener la competitividad en un escenario global más exigente”, concluyó.
Tu opinión enriquece este artículo: