¿Cómo empezó su carrera profesional?
Mi carrera en hotelería comenzó desde muy joven, influenciado por un tío que trabajaba en el sector. Empecé ayudando en pequeñas tareas, lo que despertó mi interés por la industria. Luego, decidí estudiar Turismo y Hotelería en Columbia, y más tarde, me especialicé en la Universidad de Guadalajara, en México, en su campus de Puerto Vallarta.
Mi primera gran experiencia fue en una agencia de viajes y luego en aerolíneas, hasta que finalmente di el salto a la hotelería. He tenido la oportunidad de trabajar en diversos hoteles, donde aprendí desde la recepción hasta la gerencia general. Cada paso en mi carrera me ha permitido contribuir al crecimiento de la hotelería en Paraguay.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse en su carrera?
Los obstáculos han sido variados, desde la falta de talento humano calificado hasta desafíos económicos. Sin embargo, el mayor reto fue sin duda la pandemia; nos obligó a replantear estrategias y a tomar decisiones rápidas para mantener en funcionamiento las propiedades. Fue una prueba de resistencia y adaptabilidad.
¿Cuál considera que es su mayor éxito?
Sin duda, mi mayor éxito ha sido liderar equipos en diferentes hoteles y ver cómo esos establecimientos se han convertido en referentes en el mercado. Es gratificante ver que el trabajo realizado sigue teniendo un impacto positivo y duradero.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera?
Me hubiera gustado que alguien me dijera que los obstáculos son inevitables y que cada tropiezo debe ser una motivación para seguir adelante. Es importante no flaquear y usar cada dificultad como un impulso para seguir trabajando hacia el éxito.
¿Es el Estado un aliado o un problema para trabajar? ¿Qué le reclamaría?
El Estado puede ser un aliado, ya que regula el entorno donde operamos. Sin embargo, el apoyo varía según las decisiones que se tomen en un momento dado. Depende mucho de quién esté al frente y de las políticas que se implementen. En ocasiones, las regulaciones nos ayudan, y en otras, se convierten en un obstáculo.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
El empresario paraguayo tiene una profunda creencia de que se puede construir un Paraguay mejor. Esa fe y optimismo son sus mayores virtudes, pero al mismo tiempo, pueden ser un defecto, ya que a veces ser demasiado optimista nos lleva a subestimar los desafíos.
¿Un libro que todo CEO debería leer al menos una vez en su vida?
Un libro de cabecera que recomendaría es alguno de Robert Kiyosaki, que enseña a manejar un emprendimiento de manera equilibrada, sin olvidar la importancia del capital humano. Es fundamental cuidar de las personas, ya que son el recurso más valioso de cualquier empresa.
¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?
Es vital que el equipo se sienta parte de las decisiones tomadas. Hacerles partícipes de los logros y los desafíos crea un sentido de pertenencia. Además, es esencial acompañarlos en su crecimiento profesional, motivarlos constantemente y asegurarse de que si al negocio le va bien, a ellos también.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
Busco conectar con la naturaleza y pasar tiempo de calidad con mi familia. Cocinar, escuchar música, o simplemente disfrutar de momentos en casa son actividades que me ayudan a recargar energías. Esas pausas son esenciales para poder volver al trabajo con una mente despejada y lista para enfrentar nuevos retos.
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