“Tenemos 21 locales, siete barberías, 12 academias, una peluquería femenina y un bar. No dependemos solo de lo que es barbería sino que entre el 60% y el 70% de los ingresos de la empresa provienen de la academia, porque mucha gente tiene ganas de estudiar”, reveló Emanuel Fretes, titular de la firma.
Proveniente de una familia de barberos, Emanuel forma parte de la cuarta generación de profesionales del rubro. Su bisabuelo, su abuelo, su padre y sus tíos, lo precedieron en el oficio. “En El Vikingo también trabajamos con marcas, importamos productos. Estamos metidos en otras cosas, no dependemos solo de corte y barba”, explicó.
La enseñanza es uno de los pilares de la empresa, con academias distribuidas por casi todo el territorio nacional y presentes en ciudades como Luque, Limpio, San Lorenzo, Capiatá, Itauguá, Caacupé, Ciudad del Este, Campo 9 y Encarnación.
“La academia lleva mi nombre, Emanuel Fretes, y en los tres últimos años fue reconocida como la mejor academia del país. La barbería también fue distinguida en los tres últimos años como la mejor”, resaltó.
En el centro de enseñanza imparten materias tales como colorimetría, barbería y peluquería femenina. El 70% de quienes acuden a la academia son hombres, y en cuanto a la edad, Emanuel manifestó que “está muy equilibrado, viene desde un chico de 14 años hasta una señora de 65 años, es muy variable”.
Barba crecida
El emprendedor opinó que la concurrencia a las barberías se encuentra en su pico máximo, “porque el paraguayo es un poquito más abierto”, pero además, en este momento, tiene mucho que ver la temporada en el aumento, pues los rubros barbería y peluquería suelen tener un incremento de demanda a partir de octubre. “Y ahora todo el mundo está empezando a salir mucho más y frecuentan mucho más los locales”, aseveró.
Emanuel señaló que anteriormente estaba mal visto que un hombre asistiera una vez a la semana a la peluquería, debido a la mentalidad conservadora de los paraguayos en general. En cambio, en la actualidad esa situación se percibe como normal.
Consultado si no resulta oneroso ir a la barbería con esa asiduidad, el profesional respondió que “lo que tiene este rubro es que es como la cocina: no siempre el precio tiene que ver con la calidad, sino que a veces depende de la inversión en el local, de la ubicación. En una peluquería te hacés corte y barba por G. 40.000, te vas a otra y te puede salir G. 150.000. Entonces, es muy variable por demasiados factores”.
Acerca de si la bonanza de El Vikingo está supeditada a la moda, al menos en cuanto a llevar barba, Emanuel dijo que “en algún momento puede bajar un poco la concurrencia, pero que pase de moda yo creo que es muy difícil. Hoy hay más barberías que lomiterías. Y también es difícil que la gente deje de estudiar”.
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