Esta recuperación a su vez estuvo acompañado por un proceso de desinflación más rápido de lo esperado, que llevó a reducir el pronóstico para el cierre del 2023 a 4,8% (anteriormente en 5%).
La volatilidad de los precios de las frutas y verduras y la disminución de los precios de los combustibles contribuyeron a esta disminución. El índice de precios al consumidor (IPC) subyacente, que excluye frutas y verduras, precios de servicios regulados y combustibles, se situó en un 0,2%.
Los sectores agrícola y de generación de electricidad y agua crecieron 53,8% y 22,9% interanual en el primer trimestre de este año, respectivamente. Sin embargo, el crecimiento del PIB excluyendo estos sectores cayó un 0,2% interanual en el mismo periodo.
El sector servicios mejoró (1,8%, desde 0,3%), mientras que la construcción se mantuvo débil (-12,4%, desde -13,1%), presumiblemente afectada por el plan de consolidación fiscal. Por otro lado, sostienen que la tasa de política monetaria se ubicaría en 7,5% para fin de año, pero ahora los riesgos se inclinan a la baja con una perspectiva de inflación más benigna.
Vale mencionar que los pronósticos se evalúan pese a que el directorio del Banco Central del Paraguay (BCP) mantuvo por mayoría la tasa de política monetaria en 8,5% en su reunión de julio, por décimo mes consecutivo.
Se espera que la economía siga creciendo a un ritmo positivo en el 2023, con una expansión proyectada del PIB del 5,6%, lo cual puede traer consigo varios beneficios, como la creación de empleo, el aumento de la demanda de bienes y servicios, y una mejora en la confianza del consumidor y de los inversionistas.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que las perspectivas económicas pueden estar sujetas a cambios debido a factores internos y externos, como políticas gubernamentales, condiciones del mercado global, evolución de la pandemia, entre otros. En general, sugiere un impulso positivo para la economía y el bienestar general de la población.
Por otro lado, emerge un atractivo en la deuda paraguaya, pues el Gobierno emitió US$ 500 millones en un nuevo bono denominado en dólares a 10 años, con un rendimiento del 5,85%. En este sentido, la demanda del bono alcanzó los US$ 3.000 millones, seis veces la oferta.
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