Si bien el arte siempre formó parte de su vida, fue en uno de los momentos más exigentes de su trayectoria cuando encontró su verdadera vía de escape. Corría el año 1999, y en los primeros años de la carrera de Arquitectura, Majo necesitaba soltar tensiones. Lo hizo creando con sus manos. “La Facultad de Arquitectura es muy demandante, entonces para mí fue el momento en el que necesitaba otra cosa, hacer algo con mis manos para liberar un poco la presión”, recordó. Así nació, de forma casi inconsciente, lo que más adelante se transformaría en un espacio creativo con nombre propio.
La marca Majenta con Jota tiene su origen en aquellos años. En la facultad, cuando comenzó a usar ese color —el magenta— sus compañeros la apodaron “Majo Magenta”. Con el tiempo, quiso que esa mezcla de identidad y color quedara reflejada en el nombre de su emprendimiento. “No quería escribirlo con G, entonces aclaré ‘Magenta con Jota’ porque yo quiero. Porque es de mi nombre”, explica.
Hoy, ese juego de palabras representa un universo único de accesorios hechos a mano: tocados, calzados intervenidos, máscaras y piezas de arte diseñadas para mujeres que buscan expresarse a través de lo que llevan puesto. Cada creación es exclusiva, pensada para un evento, una personalidad y una historia. “Las chicas, cuando me buscan, lo hacen por esa particularidad que tengo, que es hacer piezas únicas para cada persona, según su look, su tela, el peinado que se va a hacer. Es muy exclusivo”, explica Majo.
Y es justamente eso lo que distingue su trabajo: no hay moldes ni patrones repetidos. Hay escucha, sensibilidad y un enfoque artesanal que transforma una idea en una obra de arte para lucir, lo que necesariamente implica un proceso de asesoramiento personalizado. Muchas veces, todo comienza con un croquis —como si se tratara del plano de una casa— y luego Majo lo convierte en realidad: hilando, bordando y ensamblando materiales hasta dar con el resultado final. “Para mí, todas las piezas son súper especiales. Son como cuadros que uno diseña para una ocasión particular”, confiesa.
Aunque estudió Arquitectura y se recibió con honores, hoy se dedica de lleno a sus emprendimientos vinculados al arte. A través de Majenta con Jota, pero también como Angulo (su personaje artístico), realiza activaciones en vivo, personaliza accesorios en eventos y comparte su proceso creativo con el público.
Su clientela es amplia, diversa y fiel. Atiende desde mamás que buscan accesorios para sus bebés, hasta novias que desean un tocado único para su gran día. No hay límite de edad ni de presupuesto, ya que Majo adapta sus creaciones a cada historia. “Si viene una chica fanática de mi trabajo y me dice: ‘Tengo esta plata y quiero que me hagas el tocado de novia’, yo llevo el diseño a ese presupuesto. Lo importante es que sean felices”, afirma.
Con los años, Majenta con Jota se convirtió no solo en un emprendimiento exitoso, sino también en un espacio de sanación personal, porque crear sigue siendo para Majo una forma de fluir. Así como en la arquitectura se necesita de otros para construir y hacer realidad los trazos, en su arte ella tiene el control absoluto: desde la idea hasta la última puntada.
“Que se animen a ponerse cosas en la cabeza, que es súper cool. Hoy en día uno tiene que hacer lo que le gusta y verse como uno quiere verse”, concluyó. Porque en ese atrevimiento, también hay arte.
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