El proyecto desembarcó en el país hace menos de un año, de la mano de Felipe Artagaveytia, uruguayo radicado en Paraguay desde hace 25 años, y sus socios. Aunque la producción es de origen argentino, el valor agregado se da en suelo paraguayo, donde se ensamblan los sets, se preparan las cajas y se realizan los grabados personalizados.
“Nosotros traemos los cuchillos argentinos, acá armamos los sets con las cajas y nos encargamos de grabar también”, explicó Artagaveytia a InfoNegocios, quien asegura que la recepción local ha sido sorprendentemente positiva.
El negocio nació originalmente en Uruguay, donde sus fundadores detectaron un nicho poco explorado, que es la cuchillería artesanal de alta gama con una oferta amplia y diversa. A diferencia de lo que suele encontrarse en el mercado (cuchillos individuales o sets más simples) Último Habitante se distingue por la variedad de materiales, terminaciones y estilos disponibles.
“Encontramos que había gente que estaba dispuesta a buscar este tipo de productos y les gustaba mucho. Entonces priorizamos mucho la parte estética, la terminación y la calidad”, señaló.
Ese mismo diferencial es el que buscan replicar en Paraguay, donde existe oferta de cuchillos pero con escasa diversidad. Último Habitante apuesta a conquistar a un público que valora la autenticidad y el detalle, tanto para uso propio como para regalos especiales.
Uno de los aspectos que más destaca el emprendedor es el rol de sus productos en celebraciones y momentos significativos. Los cuchillos y sets personalizados de Último Habitante se convirtieron en opciones recurrentes para regalos de casamiento, aniversarios o fechas especiales.
“La gente cuando nos contacta nos elige muchas veces para regalos de casamiento. Y lo más lindo que nos pasa es que cuando vienen no saben cuál elegir. Están entre el que tiene madera y alpaca, o el que tiene hueso, o el combinado, pero todos les parecen muy lindos”, contó Artagaveytia.
Ese dilema, lejos de ser un obstáculo, es una señal de éxito: la amplitud de la oferta y el cuidado en cada pieza hacen que el cliente perciba que está regalando algo que trasciende lo utilitario. “No te voy a regalar un cuchillo por regalarte un cuchillo. Te voy a regalar algo lindo que está bien presentado y con mucho cariño y mucho amor”, subrayó el emprendedor.
Aunque la cuchillería de Último Habitante puede utilizarse en cualquier tipo de comida (desde una milanesa hasta picadas o para un corte al horno), el asado sigue siendo el contexto en el que mejor brilla. Los juegos pensados para carne no solo cumplen una función práctica, sino que se convierten en un elemento que realza la puesta en escena de la mesa.
“Para el asador, cien por ciento. No solamente para el que hace el asado y tiene el cuchillo en la tabla, sino también para la mesa: armás una mesa con todos los cubiertos de Último Habitante y queda mucho más lindo, sin duda”, destacó Artagaveytia.
A casi un año de su llegada al mercado local, Último Habitante avanza paso a paso. Por ahora, la oferta incluye algunos de los modelos más representativos de la marca en Uruguay, pero el plan es ampliar progresivamente el catálogo en Paraguay.
“Estamos trayendo algunos de los modelos que tenemos en Uruguay y de a poquito vamos a ir sumando más. La idea es consolidarnos como los referentes en cuchillería artesanal de alta calidad”, adelantó el cofundador.
Con un concepto que combina tradición, diseño y personalización, Último Habitante apunta a convertirse en la elección predilecta para quienes buscan transformar un cuchillo en un símbolo de buen gusto, hospitalidad y distinción.
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