Yvyra Tablas, el emprendimiento que hace de cada encuentro una experiencia grabada en madera

En Paraguay, los encuentros familiares y las reuniones con amigos son más que simples ocasiones sociales: son rituales donde la comida y los utensilios que la acompañan tienen un papel central. Inspirado por esta tradición, Rodrigo Benítez, licenciado en Administración de Empresas y agente de seguros, decidió hace apenas un mes dar un giro a su trayectoria profesional y lanzar su propio emprendimiento: Yvyra Tablas.

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La propuesta de Rodrigo es crear tablas de madera de lapacho de primera calidad, personalizadas con nombre y apellido, diseñadas para acompañar los momentos más especiales. “Nuestra cultura está muy ligada a los encuentros. Celebramos un ascenso, un embarazo, un cumpleaños… y siempre alrededor de la comida”, explicó, recordando cómo los domingos en la casa de su padre se convirtieron en su primer contacto con la tradición del asado y las tablas para compartir. Allí, junto a su padre y su abuela, aprendió que un momento familiar bien vivido se aprecia aún más cuando cada detalle está cuidado, incluso la forma en que se sirve la comida.

Yvyra Tablas nació de esa visión: tablas que no solo cumplen una función práctica, sino que también conectan a las personas con sus recuerdos y celebraciones. Rodrigo diseñó tres modelos que buscan adaptarse a distintas necesidades: la Chuchi (30x20 cm), ideal para picadas o pequeños cortes de carne; la Ñandutí (40x30 cm), una opción intermedia; y la Paraná (60x40 cm), pensada para asados más grandes o reuniones numerosas. Para facilitar su uso, las tablas medianas y grandes cuentan con mangos de hierro resistentes, ya que la madera de lapacho, de alta densidad, les confiere un peso importante.

La inversión inicial del proyecto fue de G. 450.000, destinados a la compra de las primeras piezas de madera cortada, suficiente para comenzar a vender y probar la aceptación del mercado. En septiembre, mes de lanzamiento, Rodrigo vendió una tabla de cada modelo y, apenas un mes después, ya cuenta con nuevas consultas y pedidos que prometen consolidar su presencia en el mercado.

El emprendimiento tiene también un componente de personalización y exclusividad: cada tabla incluye el grabado de nombre y apellido, y se pueden añadir logotipos o diseños especiales por un costo adicional. Esta posibilidad convierte a cada tabla en un regalo único, pensado para celebrar acontecimientos importantes o simplemente para enriquecer la experiencia de compartir la comida con seres queridos.

Además de la venta directa en Asunción y Central, Rodrigo aseguró que los envíos pueden realizarse a todo el país, lo que permite que la experiencia Yvyra llegue a hogares distantes y a celebraciones en distintas ciudades. “Queremos que nuestras tablas sean parte de esos recuerdos y que acompañen los momentos más importantes de cada familia”, agregó, reafirmando la filosofía detrás de su proyecto.

El emprendimiento también ha tenido un fuerte componente de aprendizaje personal. Para Rodrigo, Yvyra Tablas no es solo un negocio: es la posibilidad de combinar su formación en administración con su interés por el diseño y la creación de productos que reflejen la cultura y las emociones. Cada tabla es, en cierto modo, un testimonio de su pasión por los detalles y por los momentos que realmente importan.

Hoy, Rodrigo se enfrenta al desafío de crecer sin perder la esencia de su proyecto. La clave está en mantener el equilibrio entre calidad, personalización y cercanía con el cliente, mientras busca nuevas formas de expandir su propuesta. Su historia refleja cómo, a veces, los emprendimientos más exitosos nacen de experiencias cotidianas y de la pasión por mejorar lo que ya forma parte de nuestra vida diaria.

Con Yvyra Tablas, cada asado, cada picada o cada reunión familiar deja de ser solo un momento culinario: se transforma en una experiencia para compartir y recordar, donde la madera del lapacho se convierte en un hilo conductor de historias, risas y afectos. Rodrigo no solo vendió un producto, sino que creó un espacio para que los recuerdos se graben tan firme como el nombre que hoy luce cada tabla.

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