Espacio invisible, poco reconocido, sobre todo desde la perspectiva de la economía más ortodoxa, en los últimos años se ha comenzado a reconocer la importancia de la economía del cuidado para el bienestar de la población.
¿Qué es la economía del cuidado? “Para decirlo de modo resumido y sencillo, se refiere a ese espacio de producción, de circulación, de intercambio, de consumo de bienes y servicios que son fundamentales para la reproducción y el sostenimiento cotidiano de los seres humanos”, respondió Patricio Dobree, investigador en Centro de Documentación y Estudios (CDE).
La economía del cuidado propone una visión de la economía que amplía la perspectiva e incluye las actividades que ocurren por debajo o por fuera de los mercados y que son fundamentales para que esos mercados existan.
“Si no hubiese alguien que hiciese la cama, la comida, cuidar a los niños y a las niñas, los empresarios no podrían contar con fuerza de trabajo y ese espacio invisible no reconocido ni valorado es a lo que alude la economía del cuidado”, recalcó el experto.
¿A cuánto asciende el aporte de las mujeres en esta área? La respuesta la da el estudio Visibilizar el valor del tiempo: El trabajo no remunerado en los hogares y su incidencia en el desarrollo del Paraguay, elaborado por la economista Verónica Serafini a pedido del Fondo de Población de las Naciones Unidas y la Secretaría Técnica de Planificación y Desarrollo (STPD), con datos del 2016, del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La investigación consigna que en Paraguay el trabajo del cuidado no remunerado representa el 10,2% del Producto Interno Bruto (PIB), pero si le agregamos el trabajo doméstico (12,2%) sube a 22,4%, es decir, alrededor de US$ 9.000 millones (PIB del 2021).
Si se tiene en cuenta que el 80% del trabajo de cuidado y doméstico no remunerado está realizado por las mujeres, significa que su aporte anual a la economía del país representa unos US$ 7.200 millones.
“Eso quiere decir que si tuviésemos que pagar con dinero todo el trabajo invisible y no remunerado que se realiza en los hogares, sería esa suma, que representa una proporción mucho mayor que otros sectores tradicionales de la economía”, agregó Dobree.
El investigador señaló que en cualquier sociedad no podrían existir industrias, ni espacios productivos sin que existiese de modo paralelo un espacio económico donde se producen, se reproducen y se sostienen cotidianamente a trabajadores y trabajadoras. “En los últimos años se ha comenzado a reconocer la importancia que tiene esos espacios para el bienestar de la población, las personas vivimos bien en la medida que recibimos cuidados”, aseguró Dobree.
Todo el trabajo doméstico remunerado, el que realizan las enfermeras, el cuidado en espacios institucionales, la atención de personas adultas mayores representan en términos de economía mercantil es un nicho laboral que permite incorporar al mercado de trabajo a personas, y muchas de ellas son mujeres.
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