En la actualidad, no basta con tener un buen local, productos atractivos, omnicanalidad, promociones o múltiples opciones de pago. Todo eso es fácil de copiar. Además, los clientes ya lo consideran un estándar básico.
Lo que realmente marca la diferencia es la experiencia que ofrecés, el vínculo que construís con tus clientes y la forma en que tu marca los hace sentir. En un mercado saturado de opciones, lo emocional pesa tanto como lo racional. Independientemente del rubro en el que te encuentres, te sugiero que te preguntes con cierta frecuencia ¿Por qué deberían elegir a tu empresa y no a otra que ofrece lo mismo?
Por eso, si querés destacarte de verdad, existen ciertos aspectos clave que no podés pasar por alto. A continuación, te comparto algunas ideas, aquí van:
Garantizate que todas las personas sepan a la perfección lo que deben hacer. Por ejemplo, los vendedores, deben saber ejecutar cada parte del proceso de ventas a la perfección, desde hacer una buena apertura hasta efectuar seguimientos con eficacia. El personal de atención, debe saber brindar una excelente experiencia al cliente.
Revisá todos los procesos de tu negocio y asegurate de que sean ágiles, con tiempos razonables, sin errores innecesarios y orientados a la excelencia. Por encima de todo, cada proceso debe estar diseñado pensando en el cliente, colocándolo siempre en el centro de cada decisión.
Hacé lo que tu competencia no está haciendo. Y si ya lo hace, entonces vos tenés que hacerlo mejor. Esto aplica especialmente al servicio al cliente, los procesos de venta, los tiempos de atención, la experiencia que brindás y cada acción de marketing. La diferencia está en los detalles, y ahí es donde se construye una verdadera ventaja competitiva.
Definí comisiones atractivas. Los productos y servicios no se venden solos. Detrás de cada venta y atención diferencial hay esfuerzo, dedicación y compromiso. Y eso debe ser recompensado, tanto en lo salarial como en lo emocional. Es simple, pagar buenas comisiones y construir un excelente clima laboral hace toda la diferencia.
Observá de cerca qué están haciendo tus líderes de equipo. Ellos tienen la responsabilidad de que las personas cumplan con sus objetivos. Generá conversaciones frecuentes, acompañalos, entrenalos, monitoreá su desempeño y prestá atención tanto a lo que hacen como a lo que dejan de hacer. Estás poniendo en juego mucho si tenés líderes que no están a la altura o que no ejercen su rol como corresponde.
Finalmente, poné el foco en el cuidado de las personas que trabajan en tu organización, no solo en los clientes. Asegurate de que ganen bien, que la cultura laboral sea positiva y que tengan ganas de ir los días lunes. Cuando las personas se sienten cuidadas y bien remuneradas, ellas cuidarán de tus clientes. Te dejo mi estrategia imbatible. Las personas están primero, luego el resto.
Buenas ventas!

Tu opinión enriquece este artículo: