Crespo es uno de los fotoperiodistas más activos de su generación, y aunque sabe desempeñarse en diferentes áreas de la fotografía, su faceta de denunciante urbano es una de las más valoradas. Esta vez optó por publicar lo que sería su última obra de esta etapa de su carrera -así lo mencionó- para ir experimentando otros lugares dentro del enorme universo de la fotografía.
¿Actualmente cuál es tu principal área de actuación en la fotografía?
Me considero un obrero de la fotografía, así que hago trabajos muy variados dentro del rubro: documental, arquitectura, de producto, fotografía urbana, fotoanimación y en los ratos libres fotolibros.
¿Cómo surgió la idea de registrar metódicamente la ciudad?
Surgió primero a partir de las rutinas de salidas a fotografiar lugares determinados a los que iba estudiando en sus diferentes horarios y épocas del año, por ejemplo la bahía de Asunción, los mercados, ciertas calles o esquinas, el tránsito, los lapachos florecidos, el hipódromo, Ita Pyta Punta, la avenida Eusebio Ayala, los colectivos, entre tantos.
¿Cuáles son los momentos que más te marcaron como profesional?
Aunque llevo 28 años viviendo en Asunción, quiero aclarar que 23 años es un corte temporal que elegí para el fotolibro porque marca el inicio de siglo y el momento en que compré mi primera cámara digital, luego de ser fotógrafo analógico amateur desde 1992.
El momento que más me marcó como trabajador fue la tragedia del Ycua Bolaños, en esa época trabajaba como reportero gráfico de una agencia de noticias internacional. A pesar de eso puedo asegurar que cada trabajo o cada salida a realizar fotos es un nuevo aprendizaje, siempre hay algo nuevo, un desafío o un error del que se va a aprender.
¿Qué significa para vos este nuevo libro, Asunción Siglo XXI?
Significa cerrar un capítulo, una etapa en esta aventura de hacer fotolibros. Es una síntesis revisada y aumentada de mis anteriores cinco fotolibros dedicados a la ciudad. A partir de ahora, pretendo explorar cosas nuevas, por tanto, Asunción Siglo XXI es mi obra definitiva dedicada a la ciudad de Asunción.
¿Cuánto tiempo te llevó armar este libro?
Si considero las fotos diría 23 años, si considero el momento en que empecé a editar fotolibros son 14 años. La diagramación de esta edición específica la comencé hace dos años.
¿Cómo fue el recibimiento de tus primeros libros?
En general todos mis fotolibros tuvieron buen recibimiento, existe un público que valora este formato de obra que se mantiene desde el comienzo, a pesar de la reducción gradual de las publicaciones en papel. Hubo dos momentos importantes en este proceso, el primero fue el lanzamiento del primer libro, ya que era una novedad, el segundo fue durante la cuarentena, allí hubo un gran recibimiento por parte del público, lo que salvó mi subsistencia en medio del encierro.
¿Cuál es el proceso creativo detrás de la creación de una serie de fotografías documentales?
Requiere de una metódica preparación previa en cuanto a la selección de los equipamientos necesarios, casi diría imprescindibles, en función de las condiciones de trabajo, tanto en luz, entorno y movimiento de sujetos.
Teniendo todo eso preparado me voy a dormir tranquilo y al día siguiente diría que me dejo llevar por el instinto, el trabajo más racional fue la previa y será el post, o sea, el revelado y ajustes de gama, color y contraste. En síntesis, el momento de la captura de imágenes es el más salvaje e imprevisible.
¿Cómo ves la evolución de la fotografía documental?
Las redes sociales llevaron el registro documental al paroxismo, tal es la atomización que cualquier persona con un teléfono y conectividad puede transmitir una señal audiovisual en vivo para el mundo, Tik Tok es un claro ejemplo. La fotografía documental siempre es una imagen, o una serie de imágenes, una fracciones de segundo detenidas en el tiempo, sin duda es un tipo de contemplación distinta, donde el tiempo mental de observación supera ampliamente a la fracción de tiempo que fue capturada. La red por excelencia es Instagram, a pesar de la compresión que sufren las imágenes.
Es difícil predecir a dónde va, más aún con la irrupción de la inteligencia artificial para la generación (o modificación) de imágenes a partir de un texto; ya los teléfonos desde hace varios años utilizan la inteligencia artificial para detectar escenas y hacer los ajustes.
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