"Como consumidores estábamos buscando un producto que contenga el sabor tradicional de nuestro cocido quemado, entonces como teníamos ganas de emprender, nos pusimos a producir los primeros sacos de 25 gramos. Nosotros mismos nos encargábamos de fraccionar, empaquetar y vender, y comenzamos bien de abajo, con la producción de unos 3 kilos que colocamos en una despensa de la zona, y en cuestión de horas se acabó nuestro stock", recordó.
Esa primera tanda, que terminó en una sola tarde, fue como su estudio de mercado y desde ese momento no dejaron de producir. Desde que registraron su marca en 2004 invirtieron principalmente en maquinarias para pasar de una producción artesanal a una planta industrial que cumpla con todas las certificaciones de calidad, en su unidad de marketing para seguir captando clientes y también en la capacitación de sus funcionarios para acompañar los distintos procesos.
"Hoy tenemos como prioridad invertir en la unidad de marketing para generar más demanda y una inversión importante en tecnología, para la automatización y mejoramiento de los procesos", indicó.
De los 3 kilos con los que comenzaron su emprendimiento, actualmente producen unas 10 toneladas de cocido quemado en distintas presentaciones, como los saquitos individuales, bolsas y frascos, resaltó la empresaria. En el mercado existen las presentaciones de cocido quemado tradicional con azúcar, sin azúcar, con ka’a he'?, con cáscara de naranja y con anís.
Sobre los puntos de venta, la directiva señaló que comercializan mayormente en los supermercados, en los mercados, en canales minoristas y tiendas de conveniencia. Además, venden mediante su plataforma ecommerce al público en general.
"También realizamos envíos al exterior, como a Estados Unidos, España o Argentina, que son sitios con importantes comunidades de compatriotas. Igualmente estamos en conversaciones con empresarios de varios países, viendo la posibilidad de seguir exportando este producto tan tradicional para el paraguayo", expresó.
Materia prima
Para los insumos centrales como la yerba y el azúcar, Arzamendia explicó que trabajan con renombradas marcas, considerando que deben adecuarse a las normas sanitarias y de calidad.
“Los proveedores cuentan con certificaciones de calidad para cumplir con los requerimientos de las instituciones a cargo de la fiscalización”, añadió.
Consumir lo nuestro
Por último, Arzamendia instó a que las personas consuman productos locales, porque con esto se genera mano de obra y también se dinamiza la economía. En su caso, comenzaron trabajando entre dos personas y actualmente emplean a más de 45 funcionarios directamente. “Esto es un reflejo del impacto que causa una industria”, concluyó.
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