Yudis recordó que su encuentro, al menos artístico laboral, con el ao po’i se dio aproximadamente en el 2010, cuando desde el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) lo contactaron con la idea de darle una mirada diferente a este bordado desde el diseño de modas. Y 10 años después nació el proyecto del libro, el cual presentó al Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec) y fruto de eso, resultó este libro que relata el desarrollo del ao po’i pero teniendo como protagonistas a 25 mujeres artesanas de la zona de Guairá: Natalicio Talavera, Mauricio José Troche, Loma Barreto y Yataity,
El material visibiliza la historia de cómo las artesanas se iniciaron en el bordado de ao po’i, es así que mujeres de entre 20 y 80 años cuentan su historia, la variedad de puntos que son implementados en la técnica, entre otros aspectos. Se trata de una labor minuciosa y solo para tener una idea, una camisa bordada con ao po’i puede demandar entre tres y cuatro días de trabajo. Podría decirse que es una introducción al mundo del ao po’i dirigida a personas que no están familiarizadas con este trabajo artesanal.
Según Yudis, hasta el momento los extranjeros son los que más valoran el bordado tradicional, no obstante el público nacional va avanzando en su valoración hacia todo lo que rodea al ao po’i.
“Nosotros, como diseñadores de moda, tenemos la misión de dar a conocer este trabajo. Hoy existen marcas que emplean en sus diseños el bordado de ao po’i, que por el trabajo que demanda y los materiales empleados supone un costo superior a cualquier otra prenda convencional”, afirmó.
Además del bordado de las tradicionales camisas, Yudis resaltó cómo el ao po’i impone su sello en otros productos y prendas de alta costura, y le siguen el ñanduti y encaje ju. En esto se destacan marcas como AO, Pombero, Cecilia Fadul, Ocre y otras. "Muchas marcas con trayectoria se consolidaron con prendas artesanales”, agregó.
Una cultura que no debe perderse
Según Yudis, una preocupación latente de las artesanas es el futuro del ao po’i como técnica, puesto que muchas personas prefieren salir de la costumbre familiar del bordado para buscar otras profesiones y oficios. "La migración de lugares como Yataity, Mauricio José Troche y demás afecta a la permanencia de la cultura del ao po'i", subrayó.
Entretanto, el diseñador y autor del libro aclaró que el ao po'i posee mucha complejidad, lo cual dificulta el aprendizaje y la aplicación en negocios más industriales.
No obstante, Yudis rescató que el Instituto Paraguay de Artesanía tiene desarrolladas varias escuelas de salvaguarda, que brindan apoyo, capacitación, espacio físico, materiales e instructores a personas que estén interesadas en aprender técnicas tradicionales. "En Piribebuy existe una de poncho de 60 listas y en Yataity de ao po'i. La finalidad es vincular al oficio a personas que no tienen tradición familiar", finalizó.
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