Según Ibarra, el año pasado se caracterizó por un movimiento moderado en la actividad económica de los almacenes. Factores como el contrabando y las compras en Clorinda impactaron negativamente en el sector minorista, aunque se registró una mejora respecto al año anterior. “Sin embargo, aún queda un camino por recorrer para alcanzar los niveles de actividad de años anteriores”, manifestó.
A pesar de los desafíos, Ibarra destacó la resistencia y la vitalidad de las mipymes del sector, muchas de las cuales lograron mantenerse activas y muestran expectativas positivas para el 2024. Además, agregó que el nuevo gobierno, sin la presión de enfrentar elecciones, presenta una oportunidad para impulsar cambios positivos en la microeconomía.
“El control fronterizo más estricto contribuyó a reducir la cantidad de productos que ingresan al país de forma ilegal, lo que podría beneficiar a los almaceneros locales”, complementó. No obstante, Ibarra enfatizó en la importancia de que el sector público implemente medidas de apoyo, como programas de formalización y acceso al crédito, para fortalecer a las mipymes.
En cuanto a la tecnología, reveló que los almacenes incorporaron sistemas operativos más sofisticados, así como métodos de pago avanzados, lo que demuestra una adaptación positiva a las nuevas tendencias. Por otro lado, analizó que los almacenes colaboran con la industria nacional, especialmente en rubros como comestibles y limpieza, fortaleciendo la economía circular y contribuyendo al desarrollo del sector.
“Mientras el sector almacenero enfrenta desafíos continuos, también vislumbra oportunidades para el crecimiento y la innovación en el año 2024. Con un enfoque en la colaboración entre el sector público y privado, así como en la implementación de tecnologías y prácticas empresariales avanzadas”, argumentó Ibarra.
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