En el marco del lanzamiento de su libro “Quién es dueño de la pobreza”, conversamos con Burt, para que nos cuente sobre esta metodología que puede cambiar el panorama económico en caso de ser aplicada a nivel país, según el autor.
¿Cuáles son las ideas principales del libro?
El libro relata la nueva metodología de lucha contra la pobreza, que se llama el Semáforo de Eliminación de Pobreza, que fue desarrollado en nuestro país, a través de la Fundación Paraguaya, que trabaja hace más de 34 años con microempresas y jóvenes campesinos. Descubrimos que la métrica utilizada por el Gobierno y el Banco Mundial es una herramienta insuficiente para captar la pobreza.
Entonces, hicimos consultas a las poblaciones humildes de Paraguay, y desarrollamos una metodología multidimensional, que además de ingresos, contempla otros elementos como empleo, salud, medioambiente, vivienda, infraestructura, educación, cultura, organización, participación ciudadana, interioridad y motivación.
¿Cuál es la vía para medir la pobreza?
La pobreza no solamente es la falta de dinero, sino la falta de muchas cosas. Pero también descubrimos que, para captar realmente la pobreza, es importante que la persona se haga una autoevaluación.
A partir de esto, se pueden integrar indicadores subjetivos al análisis, porque los indicadores objetivos están a cargo de terceros, como los encuestadores. Existen indicadores subjetivos como autoestima, espíritu emprendedor, violencia, postura ante los conflictos y otros.
¿En qué consiste la herramienta?
El semáforo emite un tablero de control, que sirve para que la familia sepa en qué condiciones se encuentra en dicha área. El verde indica no pobreza, el amarillo indica pobreza y el rojo indica pobreza extrema.
Luego, la otra mitad de la herramienta consiste en el desarrollo del plan familiar de superación de pobreza. Esto nos permitió comprender que la unidad de medida no puede ser individual, más bien familiar, es decir, en vez de considerar que somos 7 millones de habitantes, se debe mencionar que somos 1.500.000 familias.
Porque un hijo no puede salir de la pobreza si sus padres continúan en esa situación, ni un obrero puede prosperar si su hija no recibe educación ni atención médica. El semáforo se aplica en unos 24 países, con 283 organizaciones.
Luego de los resultados, las familias eligen ciertas metas para ir mejorando su evaluación, por ende, empiezan a trabajar en conjunto para salir adelante, y convertir los 50 indicadores de la metodología en verde.
¿Se rompe el paradigma de la pobreza generacional?
No creemos en la pobreza intergeneracional, como sí menciona el programa Tekopora. Nosotros no creemos que existan familias que no puedan aprender a ganar dinero o aprender a conseguir sus objetivos. Es cuestión de que las personas tengan un acompañamiento adecuado en todo este proceso.
Incluso, esta metodología puede servir para que los gobiernos conozcan las necesidades reales de los habitantes, para actuar en consecuencia. Por ejemplo, lo que sucede en Chile, el gobierno creía que el PIB refleja el estado de satisfacción de la sociedad, y nada es más alejado de la verdad. Al conocer las verdaderas necesidades, el Estado podrá invertir de forma eficiente, y generar un impacto positivo en las condiciones de vida.
¿Cuántas personas pasaron por el semáforo?
Creo que tenemos unas 20.000 familias que han superado la pobreza en ingresos y unas 5.000 familias que han superado la pobreza multidimensional, en todos los indicadores.
Además, estamos detrás de un proceso que se llama Empresas Sin Pobreza, en el que trabajamos con unas 150 empresas en Paraguay, Sudáfrica, Colombia, México y Chile. El mismo consiste en que las empresas se comprometan a que todos sus colaboradores superen los 50 indicadores del programa. Esto resulta en un aumento de la productividad de los colaboradores y en los rendimientos de la firma. Además de la superación laboral de cada trabajador.
¿Cuál es la propuesta para salir del círculo negativo?
Extendiendo el uso del semáforo para que la gente vaya incrementando su volumen de ingresos, sin necesitar ningún tipo de subsidios, simplemente aplicando capacitación, entrenamiento y conocimiento. El costo de la no educación en Paraguay es altísimo.
Actualmente, nos encontramos con poblaciones que no cuentan con ninguna herramienta para generar ingresos, ya que nunca se les enseñó procesos o herramientas.
Proponemos que para acabar con la pobreza, a corto plazo, se debe captar unos 8.000 funcionarios públicos, que se encarguen de aplicar el semáforo con 200 familias cada uno. Entonces, en un plazo de cinco años, se podría erradicar la pobreza de Paraguay.
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