El Producto Interno Bruto (PIB) regional de Ñeembucú cerró con variaciones interanuales de 3,6% en 2022 y apenas 0,1% en 2023. Si bien en 2022 sectores como electricidad y agua, junto con manufactura, registraron crecimientos, no lograron compensar las caídas de construcción y agricultura. Durante el período analizado, los servicios lideraron la estructura productiva con un promedio del 48,8%, seguidos por construcción (16,2%), que en conjunto representaron el 65% de la economía regional. Dentro de los servicios, que a comienzos de 2025 oscilan en torno al 60%, se destacaron la gestión gubernamental, el comercio y la atención a los hogares, según el informe del Banco Central del Paraguay (BCP) Cuentas Regionales Anuales.
Sin embargo, Francisco Martínez, presidente de la Cámara de Comercio local, aseguró que aún existen limitaciones por enfrentar. Uno de los temas centrales que destacó Martínez es el impacto del cruce fronterizo con Argentina en el comercio local. “Sigue siendo un desafío el cruce fronterizo: muchos visitantes optan por rutas alternativas como Ituzangó o Clorinda. Y la gente que se desvía ya se pierde, por ejemplo, una estadía en los hoteles; eso podría quedarse acá, pero aún no sucede”, subrayó.
La infraestructura portuaria también es un punto crítico. Martínez señaló que el puerto Cano de Pilar no cuenta con las condiciones necesarias para operar todo tipo de carga, lo que limita el movimiento de mercaderías y frena un potencial desarrollo logístico para la región.
Pese a estas limitaciones, Pilar experimenta picos de movimiento vinculados a eventos específicos y a la estacionalidad. Martínez mencionó que actividades como la fiesta local Hawaiana generan una gran afluencia de visitantes. Sin embargo, aclaró que no se trata de un flujo continuo, sino más bien de picos temporales que benefician al comercio y a la gastronomía local. En cuanto a los meses de mayor actividad, señaló: “Fines de año, especialmente noviembre y diciembre, coincidiendo con la temporada de vacaciones, mientras que hacia mediados de enero el flujo comienza a disminuir”.
En Pilar, el comercio depende fuertemente del sector público y de los servicios asociados a su actividad. “Tenemos una afluencia prácticamente dependiente de los sueldos del Estado: empleados públicos, policías, facultades, colegios, escuelas”, detalló Martínez. Por otro lado, la producción primaria y pecuaria aún se encuentra muy limitada, afectada por problemas de sequía, inundaciones producidas por arroceros y la falta de mantenimiento de canales de riego.
En materia de servicios y gastronomía, Pilar se caracteriza por la presencia de restaurantes locales consolidados y varios hoteles independientes, aunque no hay cadenas hoteleras. Esto refleja un comercio dinámico, pero aún con un alto nivel de informalidad que la Cámara de Comercio busca acompañar a través del Centro de Emprendedores de la municipalidad. Actualmente, la Cámara cuenta con unos 180 socios activos, en su mayoría pymes comerciales y de servicios, junto a una sola institución asociada, la empresa textil Pilar.
De cara al cierre de 2025, Martínez señaló que la mejora del comercio local dependerá en gran medida de factores externos. “La mejora tiene que venir prácticamente de afuera. Tenemos que crear las condiciones para que los argentinos tengan una buena situación comercial que les permita comprar de nosotros”, afirmó. En este sentido, destacó la importancia estratégica de la ubicación de Pilar, en una especie de “delta” fronteriza, y la necesidad de fortalecer las conexiones con las provincias argentinas vecinas, que representan el mayor caudal de comercio posible para la ciudad.
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