“Llegué desde Chile y me trasladaron finalmente a Paraguay. Yo quería conocer el país y hoy puedo decir que acá me he sentido un paraguayo más, un colombiano más”, afirma. Para él, la cercanía cultural entre ambas naciones va acompañada de una complementariedad económica que abre puertas a nuevos negocios.
“El comercio entre Paraguay y Colombia está creciendo, y eso demuestra que las dos economías tienen similitudes, pero también muchas complementariedades”, explica el ministro plenipotenciario. Uno de los sectores donde identifica mayor sinergia es el de la construcción, un rubro clave para el crecimiento económico paraguayo. “En Colombia el sector construcción es muy fuerte y aquí también está en expansión. Esa sola coincidencia ya permite un intercambio importante de productos y servicios”, señala.
A estos sectores se suma otro rubro con alto potencial: el farmacéutico. “En medicinas se ha crecido muchísimo, y en servicios también hay enorme potencial”, afirma, abriendo una ventana de oportunidades para empresas paraguayas que buscan internacionalizarse.
Sin embargo, Correa Rodríguez advierte un desafío estructural que podría liberar aún más el intercambio comercial y destaca la conectividad aérea. “Ojalá se abran más los cielos para que más líneas aéreas de Colombia —y de cualquier país— estudien este mercado y establezcan rutas directas. Las escalas encarecen y, sobre todo, consumen tiempo. Hoy contamos con la tecnología para acortar distancias, pero todavía falta”, insiste.
Para el diplomático, Paraguay tiene además un atributo clave que muchas veces no se dimensiona en los análisis económicos: su capital humano. “Los colombianos somos un pueblo muy amable, pero ustedes son más amables que nosotros”, afirma sin dudar. Según él, esa calidez genera condiciones propicias para negocios fluidos, confianza y relaciones bilaterales más estables.
Correa Rodríguez también destaca la ubicación privilegiada de Paraguay. “Tiene una ubicación geográfica estratégica dentro del Mercosur”, recuerda, subrayando el valor logístico que debería aprovecharse aún más con mejor transporte, mayor conectividad y apertura a nuevas rutas.
Con una trayectoria diplomática que abarca ocho países en misión permanente y dos más en comisiones especiales, el ministro plenipotenciario sostiene que conocer un país a profundidad significa también comprender su dinámica social, cultural y económica. Ese conocimiento —dice— es la base de la diplomacia económica moderna. “La interacción cercana con la gente y entender los mercados es esencial para diseñar estrategias de cooperación más efectivas”, afirma.
Paraguay y Colombia tienen una relación histórica de hermandad que hoy encuentra en el comercio un nuevo motor de crecimiento mutuo. Y si la conectividad aérea acompaña, el intercambio podría multiplicarse.
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