Con la entrada en vigor en el 2015 de la Ley Nº 5.476 "Que establece normas de Transparencia y Defensa al Usuario en la Utilización de Tarjetas de Créditos" y mediante la cual se estableció un tope en la aplicación de la tasa de interés al uso de los plásticos, se produjo la disminución en los ingresos de los comercios en general, pero en mayor medida en la de comercios menores, como las pequeñas y medianas empresas.
En el caso de la gente de menores ingresos, que contaba con recursos adicionales (tarjeta de crédito), estos perdieron su capacidad de financiamiento formal, por ende, a causa de su poder adquisitivo no les fueron renovados los plásticos o dejaron de usarlos.
En el mismo sentido, los comercios con mayor facturación fueron beneficiados porque los usuarios de las tarjetas con líneas de crédito mayores no dejaron de utilizarlas, sino al contrario, aprovecharon las ventajas de las nuevas tasas de interés que de un promedio del 40% antes de la normativa, ahora pagan una tasa del 15%.
Con todo esto, la implementación de la ley terminó disminuyendo las ventas con tarjetas de créditos de líneas menores, aumentando las ventas con líneas de crédito mayores, y beneficiando a los locales que más vendían, frente a los que comercializaban por montos menores.
En tanto que el impacto en lo comercial se vio en los rubros como supermercados, despensas, tiendas, boutiques, casas de electrodomésticos, farmacias y perfumería.
Otros datos del estudio revelan que en los últimos dos años, el hábito de compras y consumo ha descendido en la población. Además, la mayor demanda de créditos se dio en líneas menores a G. 2.000.000.
Otra conclusión arrojada fue que cuando existe un proceso de regulación de precios, se fomenta la creación de un mercado paralelo y en este caso, aquellas personas que perdieron sus tarjetas y tenían la necesidad de seguir endeudándose, lo tuvieron que hacer a tasas que incluso llegaban al doble de las que pagaban anteriormente por el uso del plástico.
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