El mencionado estudio fue presentado ayer por el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP) en el marco del evento “Escuchando a los Jóvenes de América Latina y el Caribe”. El caso de Paraguay contó con la participación de los autores Dionisio Borda, María Ignacia Contreras y Cynthia González, y la representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Florencia Attademo-Hirt.
“Hay menos jóvenes paraguayos que solo estudian en comparación con el promedio regional, en Paraguay 33% de los jóvenes solo estudian y el promedio de Latinoamérica y el Caribe es del 41%”, manifestó Attademo-Hirt, quién posteriormente agregó que el 25% de los jóvenes paraguayos se dedican plenamente al trabajo, 4 puntos menos que la media regional.
La representante del BID dijo que nuestro país está muy por debajo del promedio de Latinoamérica y el Caribe en cuanto a desocupación juvenil, 15% al lado de 21%. Entre los resultados cualitativos positivos mencionados por Attademo-Hirt en relación a la juventud paraguaya, se encuentran la aptitud que poseen para realizar varias actividades y la tendencia a no mantenerse desocupada, mientras que un resultado cualitativo negativo, es la influencia que tiene la maternidad prematura en la productividad.
El Dr. Dionisio Borda se encargó de señalar los hallazgos más preocupantes de la investigación: “se espera que gente de 15 a 24 años se dedique principalmente al estudio, pero el promedio regional muestra que solo 41% de los jóvenes de la región solo se dedica a estudiar, mientras que el 42% está fuera del sistema educativo, 21% solo trabaja y 21% son NINI (ni estudia ni trabaja)”.
Para el autor, en la decisión de estudiar o trabajar influyen principalmente las oportunidades de acceso a la educación, los años de escolarización promedio, el nivel socioeconómico, la prevalencia de la maternidad y paternidad temprana. “La formación educativa de los jóvenes es preocupante, el 40% de los encuestados para el estudio no fueron capaces de realizar correctamente cálculos matemáticos muy sencillos. Los jóvenes empiezan a trabajar a los 16 años en condiciones laborales no prometedoras, con índices altos de desempleo e informalidad laboral”, lamentó.
Resultados alentadores
“Los millennials tienen capacidad para manejar dispositivos tecnológicos, habilidades claves para la inserción laboral en esta era. Los resultados muestran que los jóvenes tienen altos niveles de autoestima, autoeficacia y perseverancia”, sostuvo Borda. Según el especialista, los millennials de Latinoamérica y el Caribe son optimistas sobre su futuro y a pesar de que la cobertura de la educación terciaria sea baja, el 85% aspira a completar la educación superior.
“Los millennials no son inactivos como podríamos esperar, el 31% de ellos busca trabajo y el 64% se dedica principalmente al cuidado de sus familiares”, argumentó.
Retos para las políticas públicas
En el libro se mencionan diversas políticas públicas específicas, pero en términos generales, las más importantes son: el acceso a becas, las mejoras en la oferta educativa y en la calidad de la educación, la mejora en la intermediación laboral para reducir la brecha entre la demanda y la oferta de empleo y la inversión en capital humano para ofrecer una economía más inclusiva para los jóvenes.
Mujeres y mayores de 17, las más vulnerables
“Dentro de Paraguay hay grupos vulnerables que principalmente están conformados por mujeres, 20% de las mujeres son NINI y los jóvenes varones son los que más inserción laboral poseen. Esto está influido por la maternidad, que hace que las mujeres realicen tareas dentro del hogar y los varones salgan a trabajar para sostener la casa”, señaló Cynthia González, otra de las autoras de la investigación.
Por el rango de edad, los NINI están concentrados principalmente entre los jóvenes mayores, que ya deberían salir o salieron de la educación media: “a partir de los 17 años se reduce significativamente el grupo que solo estudia y aumenta el grupo que solo trabaja”, reveló González.
Millennials en América Latina y el Caribe: ¿Trabajar o Estudiar?
El estudio recoge los principales resultados de un proyecto regional de investigación que contó con la participación de más de 15 mil jóvenes de 15 a 24 años de 9 países de América Latina y el Caribe, encuestados entre el 2017 y el 2018.
Según Borda, se tomaron en cuenta los factores tradicionales que inciden en la vida educativa y laboral como la educación de los padres, nivel socioeconómico de la familia, etc. “Lo novedoso de la investigación consistió en la incorporación de variables no tradicionales como las habilidades socioemocionales, autoestima, autoeficacia, perseverancia, responsabilidad, estabilidad emocional, las habilidades cognitivas, aspiraciones y expectativa de los jóvenes”, contó.
Asimismo, agregó que el estudio pretende contribuir con el nuevo enfoque de investigación interdisciplinaria, el cual trasciende la frontera de la economía y propone políticas públicas para fomentar la participación de los jóvenes en el desarrollo económico.
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