Desde la óptica de Paola Irún, actriz, directora y dramaturga: “La escena teatral paraguaya creció muchísimo en nuevas formas y nuevas voces, lo cual poco a poco va generando identidad y nos lleva quizás más cerca de la pregunta, “¿cuál es el teatro paraguayo?” Pregunta que décadas atrás era difícil de responder siendo que por ejemplo el mayor porcentaje de obras en escena eran de autores extranjeros. Hoy en día, surgen dramaturgos y dramaturgas y nuevas maneras de concebir el hecho teatral”.
Respecto a los desafíos que enfrentan los artistas en Paraguay, “es una pregunta recurrente y, lamentablemente, casi siempre tiene la misma respuesta, porque las circunstancias no cambian. La falta de fondos suficientes (estatales o privados) sigue siendo el obstáculo central para la producción teatral en el país”, indicó Irún.
“Los fondos se van recortando, no aumentando. En algunos casos incluso desaparecen. A eso se suma que seguimos sin una ley de mecenazgo ni políticas públicas concretas que promuevan la inversión privada en cultura. No hay incentivos fiscales que beneficien a los artistas y, al mismo tiempo, resulten atractivos para los inversores. Es un círculo vicioso que nos deja en un limbo”, agregó.
En este contexto, cada obra puesta en escena es casi un acto de resistencia, un logro que implica sacrificio, creatividad y una enorme capacidad de autogestión. “La falta de estructuras de apoyo no impide que hagamos, pero sí nos obliga a sostener el trabajo a pulmón, con todos los riesgos que eso conlleva”, enfatizó.
Paola Irún sigue apostando a lo esencial: la experiencia humana en carne viva, la palabra dicha en escena, la conexión entre cuerpos que habitan un mismo espacio. Paola es una de las referentes ineludibles de la escena teatral paraguaya contemporánea. Desde su proyecto Enborrador teatro en construcción, lleva más de 17 años trabajando en la creación de obras originales, arriesgadas, experimentales y profundamente conectadas con el pulso sociocultural del país.
A pesar de estas dificultades, Paola observa una transformación silenciosa pero poderosa en la escena local: el surgimiento de un nuevo público y el crecimiento de propuestas alternativas. Aunque evita categorizar al teatro entre comercial o experimental, sí reconoce ciertos patrones en cuanto al movimiento económico y la consolidación de audiencias.
“Hay propuestas más comerciales, sobre todo en el género del humor, que claramente generan un mayor movimiento. Pero también están creciendo muchísimo los proyectos más independientes y experimentales, que adoptan un formato de función semanal en lugar del tradicional viernes-sábado-domingo. Y eso permite algo fundamental: extender las temporadas y, lo más importante, generar comunidad”, reconoció.
En ese sentido, aseguró que se está creando comunidad: “Con comunidad me refiero a que se está gestando un público con ganas de ver propuestas diferentes, espacios diferentes, alejados de la convencionalidad, y es un punto de encuentro para personas que están buscando lo mismo. Se encuentran, se reconocen, se genera comunidad”, dijo.
Para fomentar el crecimiento del público teatral en Paraguay, Paola propuso un enfoque integral que combine acciones estatales, estímulos privados y una revisión interna del propio sector.
“Por un lado, necesitamos políticas públicas que acerquen el teatro a la gente, que generen visibilidad. ¿Cómo voy a ir si no sé qué existe?”, planteó. A eso se suma la posibilidad de que las empresas privadas (sobre todo bancos) incluyan beneficios culturales en sus ofertas: “Si tenemos reintegros para supermercados o delivery, ¿por qué no para teatro?”.
Pero también señaló una responsabilidad clave desde el quehacer artístico: repensar lo que se ofrece. “Debemos analizar nuestros proyectos, entender que estamos en un sistema de oferta y demanda. Si ofrecemos calidad, el público responde. Si no, se aleja. No podemos desconectarnos del contexto sociocultural y político en el que vivimos. El teatro no puede ser una burbuja”.
Paola mencionó que el sector privado paraguayo aún no comprende el valor profundo del arte y el teatro como herramientas de transformación social.
“Hay mucho camino por recorrer. El teatro no es solo entretenimiento, es un instrumento evolucionador de la condición humana, una forma de cuestionar el status quo. Cualquier marca que entienda eso, y se vincule con el quehacer teatral desde ese lugar, tiene mucho que ganar”, afirmó.
“En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, donde la inteligencia artificial y las redes sociales ocupan cada vez más espacio, la gente va a volver a buscar lo humano, lo tangible, el contacto real. De hecho, ya está pasando. Tarantino dijo que va a hacer teatro para ir en contra de todo eso. Antonio Banderas también lo reivindica como una forma de volver al origen. Y nosotros, desde Paraguay, tenemos que estar preparados para ofrecer esa experiencia única”, puntualizó.
Desde su proyecto Enborrador teatro en construcción, Paola viene sosteniendo una línea: apostar a la dramaturgia propia, al teatro como espacio de riesgo y a la creación desde múltiples roles. Actúa, dirige y escribe. No porque puede hacerlo, porque cree profundamente en el artista como sujeto creador integral.
“Intento huir del naturalismo puro, porque para eso ya tenemos la vida, y es aburrida. Si puedo crear, que sea algo que vaya más allá. Me interesa experimentar con formas, géneros, estilos. Romper reglas. Buscar nuevos lenguajes”, explicó. En ese sentido, su trabajo no se limita a las tablas: desde hace algunos años, viene colaborando con bandas y artistas del rock nacional, trasladando su mirada teatral al escenario musical. “Trabajo con conciertos conceptuales, aportando narrativa, dramaturgia y puesta en escena. Es una fusión que me desafía y me expande”, comentó.
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