A lo largo de su carrera, ha acumulado lecciones valiosas que comparte con pasión, destacando la importancia del liderazgo, la confianza, y el equilibrio entre las habilidades técnicas y las humanas.
¿Cuál considera que es la principal habilidad que todo gerente debería tener o desarrollar?
Creo que tendría que ser el liderazgo, por un lado, y la calma, por otro. Muchas veces se mira lo proactivo y lo activo que debe ser un gerente, pero también debe tener la tranquilidad de mente para analizar situaciones y explorar posibilidades. Esa capacidad de mantener la calma es fundamental para tomar decisiones bien pensadas y no apresuradas. Pero, sobre todo, el liderazgo es la clave.
¿Qué es fundamental para liderar un equipo?
La confianza. Tiene que haber confianza dentro del equipo, tanto del líder hacia sus subordinados como de los subordinados hacia el líder. Y no solo eso, entre los subordinados también debe haber confianza. Si no la hay, se genera una competencia destructiva donde todos compiten por ser los favoritos, y eso es tremendamente dañino para el equipo. Una vez que existe confianza, entran en juego las capacidades duras: ¿Qué venís a hacer aquí? Si sos abogado, médico o ingeniero, tenés que ser bueno en lo que hacés. La combinación de capacidad y confianza es lo que construye un liderazgo sólido.
¿Cuál es su filosofía de trabajo?
Mi filosofía gira en torno al servicio. El transporte público, el rubro en el que trabajamos en Magno, tiene una misión social muy importante: ofrecer un servicio que realmente sirva al pasajero. Nuestro objetivo es transformar el sistema de transporte para que sea útil y eficiente para los usuarios. Al mismo tiempo, buscamos dignificar el trabajo de los conductores y de quienes forman parte de este sistema. La vocación de servicio es clave; no solo en el transporte, sino en cualquier negocio. Aquellos que se enfocan en el cliente, en brindar un buen servicio, son los que llegan más lejos.
¿Qué momento de su vida marcó un aprendizaje importante en su carrera?
Tuve muchos momentos de aprendizaje, pero uno clave fue cuando, a los 18 años, con mi mamá fundamos una fábrica de jabones que exportaba a Estados Unidos y Noruega. Fue una experiencia increíble porque, aunque no siempre fue rentable, aprendí muchísimo sobre mí mismo, sobre lo que puedo y no puedo hacer. Ese proyecto me enseñó el valor de formar equipos sólidos, donde cada persona pueda aportar lo mejor de sí misma. Es imposible hacerlo todo solo.
¿Cuál considera que es su mayor fortaleza y debilidad?
Mi mayor fortaleza es mi habilidad para construir equipos y ordenar sistemas. Si bien soy una persona desordenada, eso me ha permitido desarrollar grandes impulsos creativos, pero con el tiempo aprendí a canalizarlos y a ser persistente en lograr los objetivos. No diría que la creatividad es mi mayor fortaleza, sino más bien la capacidad de poner orden en el caos.
¿Un libro o podcast que todo ejecutivo debería leer o escuchar?
Si hay un libro que recomendaría a todos los ejecutivos, es La rebelión de Atlas, de Ayn Rand. No es un libro de autoayuda, sino una novela filosófica que habla sobre la capacidad humana y el espíritu de superación. Creo que tiene lecciones importantes para cualquier líder o gerente.
¿Cuál es su pasatiempo favorito?
Me gusta pasar tiempo con mis hijos, ir al campo, pescar, y practicar yoga. Son actividades que me permiten desconectar del trabajo y recargar energías.
¿Qué es lo último que hace siempre cuando termina de trabajar?
Siempre termino mi día yendo a darle un beso a mi esposa y a mis hijos. Es una pequeña rutina que me recuerda lo realmente importante en la vida.
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