El rector de la institución, Jorge Duarte, explicó en diálogo con nuestro medio que el proyecto contempla un campus de 20.000 m2, que albergará 13 laboratorios de última generación destinados a la formación técnica e ingeniería aplicada. Las obras, actualmente en ejecución, tienen previsto su cierre en agosto de 2027, marcando un hito en la educación tecnológica del país. “Taiwán nos está apoyando en la formación de talento humano, sobre todo ingenieros con capacidades técnicas para acompañar el proceso de industrialización del Paraguay”, destacó Duarte.
La UPTP ofrece actualmente cuatro carreras de ingeniería —civil, industrial, electromecánica e informática— y proyecta abrir en 2026 su primer máster en ciencias de la ingeniería, fortaleciendo así el ecosistema académico y profesional del país. El rector señaló que la formación de una masa crítica de ingenieros es fundamental para que Paraguay dé el salto hacia un modelo productivo más industrializado y tecnológicamente competitivo.
“Durante décadas fuimos un país de base agroexportadora: soja, carne, energía. Pero estamos entrando en una nueva etapa. El desafío es transformar esa base en una economía industrial con valor agregado, y para eso se necesita talento técnico”, subrayó.
El vínculo con Taiwán, que comenzó con el intercambio cultural y comercial, hoy se proyecta como una alianza para el desarrollo económico sostenible. En ese marco, empresas taiwanesas ya están desembarcando en el país, especialmente en el sector tecnológico e industrial. Un ejemplo concreto es la instalación de una ensambladora de buses eléctricos en el Parque Tecnológico Inteligente Taiwán–Paraguay, en Minga Guazú, que empleará ingenieros formados en la UPTP.
“Taiwán está generando el ecosistema necesario para atraer inversiones, combinando infraestructura, talento humano y transferencia tecnológica. Paraguay ofrece estabilidad, energía y ubicación estratégica; ellos aportan tecnología y conocimiento. Es una fórmula que puede cambiar la estructura productiva nacional”, analizó Duarte.
El rector considera que este modelo de cooperación es una apuesta de futuro similar a la visión que, décadas atrás, permitió grandes proyectos binacionales como Itaipú. “En los años 70, el vínculo con Brasil fue una mirada hacia el futuro energético. Hoy, la relación con Taiwán representa una mirada hacia el futuro tecnológico e industrial”, afirmó.
Taiwán también impulsa proyectos para incorporar inteligencia artificial en áreas estratégicas, desde manufactura hasta servicios, lo que amplía las posibilidades de innovación dentro del país. Estas iniciativas, acompañadas por la formación de profesionales calificados, buscan posicionar a Paraguay como un destino atractivo para la inversión extranjera en tecnología y manufactura avanzada.
En un contexto en el que la región compite por captar industrias limpias y de alta eficiencia, Paraguay podría capitalizar su energía renovable, su capital joven y su creciente base de ingenieros. “Todo esto forma parte de una visión integral: educación, tecnología e inversión caminando juntas para impulsar el desarrollo”, concluyó Duarte.
Con la Universidad Politécnica Taiwán–Paraguay como eje, la cooperación entre ambos países se transforma en un motor para el progreso económico. El futuro industrial paraguayo empieza a construirse desde las aulas.
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