En el distrito de Carayaó, departamento de Caaguazú, la colonia Santiago Nicolás Bo Parodi es uno de los puntos clave para esta actividad, con más de 250 hectáreas dedicadas al cultivo de tabaco de alta calidad cada año. Esto posiciona a la colonia como uno de los principales centros de producción del país y convierte a la actividad en una fuente esencial de empleo para la mayoría de sus habitantes.
Aproximadamente el 90% de las familias de esta comunidad participa activamente en el cultivo, recolección y procesamiento del tabaco, lo que impulsa la economía local y fortalece los lazos comunitarios. La labor en el campo genera empleo directo e indirecto, permitiendo que varias generaciones encuentren en el tabaco un sustento económico y una forma de vida que se transmite de padres a hijos.
Según medios locales, este esfuerzo colectivo se ve respaldado por figuras locales como Cristóbal Romero, un acopiador de tabaco que continúa el legado de su padre, don Cristóbal Romero, quien siempre apoyó a los productores de la región.
Actualmente, Romero es reconocido como un aliado importante para alrededor de 170 agricultores de la zona, a quienes brinda asesoramiento técnico y financiación y apoyo en la comercialización de sus cosechas. Su compromiso es que los productores logren vender a un precio justo, evitando la intervención de intermediarios que podrían reducir sus ganancias. Romero enfatizó ante medios de prensa el significado que tiene para él continuar con la tradición familiar y ayudar a que el esfuerzo de los agricultores sea debidamente valorado en el mercado.
En otra región, en el distrito de Yasy Cañy, Canindeyú, se vive la temporada de cosecha de tabaco con grandes expectativas. Las familias de esta área se dedican a la recolección de la variedad Toguepy'ŷi, un tipo de tabaco que requiere condiciones específicas para su cultivo. Arcadio Cabrera Rodríguez, un productor local del barrio San Miguel, trabaja junto a su familia en la cosecha de sus 2 hectáreas de tabaco.
Para Cabrera, este año es especialmente alentador, ya que espera una buena producción y mejores ingresos. La dedicación de su familia al cultivo del tabaco simboliza una apuesta por el campo y por mantener viva una actividad que sostiene a toda la comunidad.
Más allá de su valor económico, la producción de tabaco en estos distritos representa una tradición arraigada en la cultura campesina paraguaya. La actividad sostiene a las familias y crea un sentido de pertenencia y unidad entre los habitantes. La colaboración entre agricultores y el apoyo de figuras como Cristóbal Romero son elementos fundamentales para que la actividad se mantenga y prospere en el tiempo, a pesar de las dificultades del mercado.
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